Rusia ha asumido la lucha contra la COVID-19 como si se tratara de una guerra con todas las consecuencias geopolíticas. A parte de la Sputnik V y la EpiVakCorona, hay una tercera investigación que tiene poca promoción.
ABC | Rafael M. Mañueco
De acuerdo con ABC, este fármaco elaborado en el Instituto Chumákov de Moscú también evoluciona favorablemente.
La Spútnik V ha sido creada y desarrollada por el Centro de Investigación Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaléi de Moscú con el apoyo del Fondo de Inversiones Directas de Rusia y en colaboración con el Ministerio de Defensa de Rusia. Recibió su certificación oficial el pasado 11 de agosto y sus creadores afirman que tiene más de un 95% de eficacia. Su precio rondará los 15 euros. Si bien en Rusia, según el ministro de Sanidad, Mijaíl Murashko, será gratuita. Sin embargo, su licencia a nivel internacional está todavía en trámite en la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, afirma que más de 50 países han solicitado a Rusia dosis de la Spútnik V y algunos, como Hungría, Corea del Sur, Serbia, India y Kazajstán se disponen a producirla en sus laboratorios.
Pero la Agencia Europea del Medicamento (EMA) no reconoce a la Spútnik V como una vacuna recomendable, entre otras cosas, por la rapidez con la que ha sido desarrollada. Y eso que, según los resultados de los ensayos clínicos, publicados por la revista británica The Lancet, el medicamento es seguro y crea inmunidad.
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