La Arquidiócesis de México expresó este domingo su solidaridad a la Iglesia católica nicaragüense por los hostigamientos y represión de los que han sido víctimas sacerdotes de Nicaragua por parte del régimen de Daniel Ortega.
EFE
“Como Arquidiócesis Primada de México, nos sumamos al Celam (Consejo Episcopal Latinoamericano) y a otros organismos internacionales para expresar nuestra solidaridad y cercanía con la Iglesia de Nicaragua, pues nos duele profundamente lo que están viviendo nuestros hermanos nicaragüenses”, señaló la organización en su editorial dominical Desde la Fe.
La Iglesia mexicana lamentó que hasta ahora no haya “visos de un diálogo fructífero que traiga la paz y el cese del hostigamiento”.
Históricamente agrietadas, las relaciones entre la Iglesia católica y el régimen de Daniel Ortega, empeoraron recientemente por el arresto y posterior condena del padre Manuel Salvador García Rodríguez por presunta violencia contra una mujer.
También por la captura del párroco Leonardo Urbina por supuesto abuso contra una menor, así como los cercos al sacerdote Uriel Vallejos y al obispo Rolando Álvarez.
“Este fue el último episodio del hostigamiento del Gobierno sandinista hacia nuestra hermana Iglesia nicaragüense, una persecución histórica que nos recuerda a los años ochenta del siglo pasado”, señaló la Arquidiócesis mexicana.
Recordó que entonces, la dictadura llegó al grado de desnudar y exponer públicamente a un sacerdote, profanar templos y expulsar del país a varios presbíteros por denunciar la injusticia social en ese país.
Señaló que desde 2018, cuando la Iglesia de Nicaragua respaldó las protestas sociales que exigían la dimisión de Ortega, la persecución se ha agravado, lo que ha llevado a convocar al ayuno, a la oración constante y a la participación de más fieles en las celebraciones eucarísticas para pedir el cese a la represión.
“Sin embargo, ello ha incrementado la ira del presidente Ortega, quien esta semana ha llegado al extremo de impedir que el obispo Álvarez acudiera a su catedral para celebrar la Santa Misa y la Hora Santa”.
Finalmente, dijo que rogará para que el clima de represión que se vive en Nicaragua “no se convierta en una normalidad que se impone con las armas” y porque “puedan encontrar pronto una solución pacífica”.
Nicaragua está sumida en una crisis que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dejó al menos 355 muertos en 2018, de los cuales Ortega admitió 200 y alegó que se defendía de un supuesto golpe de Estado.
La crisis empeoró con las elecciones de noviembre pasado, cuando Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, fueron reelegidos en sus cargos, en un proceso criticado porque siete de sus potenciales rivales fueron arrestados y dos huyeron al exilio.
Con un 58,5% de creyentes, el catolicismo es la religión con más seguidores en Nicaragua, según el último censo nacional.
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