Titán, la luna más grande de Saturno, tiene un ciclo hidrológico activo que se asemeja al de la Tierra, aunque este sea a base de metano y no de agua. Investigadores de la NASA y otros organismos asociados señalan que dicho ciclo ha tallado en el cuerpo celeste un complejo paisaje que convierte su superficie en una de las más diversas del Sistema Solar.
A pesar de la diferencia de materiales, temperaturas y campos de gravedad entre la Tierra y Titán, muchas de sus características superficiales son similares y pueden interpretarse como fruto de los mismos procesos geológicos, estiman los autores de un artículo publicado este 18 de noviembre en la revista Nature. Estas semejanzas permitieron a los científicos mapear toda la superficie del satélite, aunque con una exactitud variable en función de las distintas regiones.
El logro se debe principalmente a los datos de radar y señales infrarrojas recabados por la nave espacial orbital Cassini, cuya misión terminó en el 2017. La espesa y nubosa atmósfera de Titán había dificultado anteriormente la identificación de sus características geológicas en ondas visibles y el estudio de su composición superficial.
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Sin embargo, este conjunto de datos incompleto permitió identificar decenas de unidades geológicas en la superficie del satélite, como llanuras, lagos, cráteres, dunas, áreas de terreno ondulado y unos enigmáticos ‘laberintos’. La misión Cassini también permitió ofrecer una datación relativa para muchas de ellas y algunas ideas sobre la evolución del paisaje en el tiempo y los procesos que las impulsan.
«Aunque no teníamos una cobertura global con el radar de apertura sintética [SAR, por sus siglas en inglés], utilizamos datos de otras herramientas y otros modos de radar para correlacionar las características de diferentes unidades de terreno, de tal manera que pudimos inferir cómo son los terrenos incluso en áreas donde no había cobertura del SAR», explicó la autora principal de la investigación, Rosaly Lopes.
Las dunas y los lagos de Titán son relativamente jóvenes, mientras que los terrenos húmedos o montañosos son los más antiguos de la luna, concluyó el equipo. Además, sus procesos sedimentarios tienen una clara variación latitudinal, con dunas en el ecuador, llanuras en latitudes medias y laberintos y lagos en los polos. Esa exótica forma topográfica de ‘laberinto’ corresponde en el estudio a las regiones cuyo relieve ha sido alterado por la actividad tectónica.
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Tener una mejor comprensión de la superficie de la luna más grande de Saturno puede ayudar a seleccionar los lugares de mayor interés para las futuras misiones en Titán: el Drangofly de la NASA, un vehículo volador que está programado que empiece a explorar el satélite en el 2034, y un potencial submarino que podría explorar sus lagos en profundidad.
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