El Centro Internacional de Radioastronomía publicó este miércoles los resultados de una investigación realizada con la ayuda del radiotelescopio Murchison Widefield Array (MWA), ubicado en Australia Occidental. Los astrofísicos capturaron una nueva y espectacular vista del centro de la Vía Láctea que muestra cómo se vería nuestra galaxia si los ojos humanos pudieran percibir las ondas de radio.
Detección de supernovas
Usando las imágenes capturadas, la astrofísica Natasha Hurley-Walker y sus colegas descubrieron los restos de 27 estrellas masivas que explotaron convirtiéndose en supernovas al final de sus vidas. Estas estrellas habrían sido ocho o más veces más masivas que el Sol antes de desaparecer hace miles de años.
Los remanentes de las supernovas más jóvenes y cercanas, o aquellas en ambientes muy densos, son fáciles de detectar, y los científicos ya conocen 295 de ellas. A diferencia de otros instrumentos, el radiotelescopio MWA es capaz de encontrar supernovas más antiguas o aquellas situadas a mayor distancia o en entornos vacíos.
La supernova que vieron los indígenas australianos
Una de las supernovas recién encontradas se ubica en el espacio vacío muy lejano y, aunque es bastante joven, tiene una luz brillante muy débil, lo que hace difícil su detección.
«Son los restos de una estrella que murió hace menos de 9.000 años, lo que significa que la explosión podría haber sido visible para los pueblos indígenas de Australia en aquel momento», explica Hurley-Walker.
El profesor Duane Hamacher, experto en astronomía cultural de la Universidad de Melbourne, está seguro de que la nueva información sobre esta supernova podría servir para trabajar con aborígenes australianos con el fin de averiguar si alguna de sus tradiciones describe su aparición.
Telescopio aún más sofisticado
Según Hurley-Walker, el telescopio MWA es perfecto para encontrar objetos en espacio, pero «es limitado en su sensibilidad y resolución». A partir de 2021 empezará en Australia y Sudáfrica la construcción del SKA, el radiotelescopio más grande del mundo, que tendrá 1 kilómetro cuadrado de matriz.
SKA será miles de veces más sensible y tendrá una resolución mucho mayor que el MWA que permitirá a los astrofísicos encontrar miles de remanentes de supernovas que se formaron en los últimos 100.000 años, incluso al otro extremo de la Vía Láctea.
El Centro Internacional de Radioastronomía publicó este miércoles los resultados de una investigación realizada con la ayuda del radiotelescopio Murchison Widefield Array (MWA), ubicado en Australia Occidental. Los astrofísicos capturaron una nueva y espectacular vista del centro de la Vía Láctea que muestra cómo se vería nuestra galaxia si los ojos humanos pudieran percibir las ondas de radio.
Detección de supernovas
Usando las imágenes capturadas, la astrofísica Natasha Hurley-Walker y sus colegas descubrieron los restos de 27 estrellas masivas que explotaron convirtiéndose en supernovas al final de sus vidas. Estas estrellas habrían sido ocho o más veces más masivas que el Sol antes de desaparecer hace miles de años.
Los remanentes de las supernovas más jóvenes y cercanas, o aquellas en ambientes muy densos, son fáciles de detectar, y los científicos ya conocen 295 de ellas. A diferencia de otros instrumentos, el radiotelescopio MWA es capaz de encontrar supernovas más antiguas o aquellas situadas a mayor distancia o en entornos vacíos.
La supernova que vieron los indígenas australianos
Una de las supernovas recién encontradas se ubica en el espacio vacío muy lejano y, aunque es bastante joven, tiene una luz brillante muy débil, lo que hace difícil su detección.
«Son los restos de una estrella que murió hace menos de 9.000 años, lo que significa que la explosión podría haber sido visible para los pueblos indígenas de Australia en aquel momento», explica Hurley-Walker.
El profesor Duane Hamacher, experto en astronomía cultural de la Universidad de Melbourne, está seguro de que la nueva información sobre esta supernova podría servir para trabajar con aborígenes australianos con el fin de averiguar si alguna de sus tradiciones describe su aparición.
Telescopio aún más sofisticado
Según Hurley-Walker, el telescopio MWA es perfecto para encontrar objetos en espacio, pero «es limitado en su sensibilidad y resolución». A partir de 2021 empezará en Australia y Sudáfrica la construcción del SKA, el radiotelescopio más grande del mundo, que tendrá 1 kilómetro cuadrado de matriz.
SKA será miles de veces más sensible y tendrá una resolución mucho mayor que el MWA que permitirá a los astrofísicos encontrar miles de remanentes de supernovas que se formaron en los últimos 100.000 años, incluso al otro extremo de la Vía Láctea.