Un grupo de científicos chinos estudió la capacidad de regeneración celular de un anfibio y estimó que el proceso podría ser una clave para la recuperación cerebral de los humanos, publicó la revista Science.
El animal investigado fue el ajolote, una salamandra acuática capaz de regenerar las células del cerebro, del corazón, de las extremidades, de la médula espinal y de los músculos, entre otras partes del cuerpo.
Durante el estudio, le extrajeron un trozo de tejido cerebral a ejemplares juveniles anestesiados. Luego de 15 días, descubrieron un nuevo subtipo de célula madre en la zona dañada, mientras que después de casi 30 días, hallaron que se había generado nuevo tejido, pero la composición del tipo celular era diferente en comparación con el sitio no lesionado.
Finalmente, cumplidos unos 60 días tras la lesión, se comprobó que los tipos de células y su distribución en la herida habían vuelto al estado del tejido no lesionado.
«Los ajolotes pueden servir como modelo para estudiar la regeneración cerebral, posiblemente conduciendo a descubrimientos que podrían ser valiosos para la comprensión de las limitaciones inherentes de la regeneración cerebral en mamíferos y, en última instancia, desarrollar medicina regenerativa para el sistema nervioso central», explicaron los investigadores que realizaron el trabajo, del que participaron especialistas de la compañía genómica BGI, de la Universidad de Wuhan, del Hospital Popular Provincial de Guangdong y de la Academia China de Ciencias.
Li Hanbo, científico del Instituto de Genómica de Pekín (Grupo BGI), explicó que «la regeneración cerebral es un proceso continuo». «Observamos la regeneración del tejido alrededor de 20 a 30 días, pero las neuronas en el tejido no eran completamente funcionales, podría tomar otros 30 días, dependiendo del tamaño corporal de los ajolotes», detalló.
En ese sentido, agregó que cuando las nuevas neuronas aún estaban inmaduras, la función cerebral no estaba totalmente restablecida, lo que quedó demostrado en reacciones más lentas por parte del animal y en menos movimientos.
Por su parte, Wei Xiaoyu, también de BGI, detalló que el objetivo final del estudio es introducir células madres al tejido cerebral humano dañado para iniciar su regeneración. «Los seres humanos pueden tener los genes relacionados con la regeneración, pero cuando estamos lesionados no podemos activarlos», expresó.
«En el siguiente paso de nuestra investigación estudiaremos el modelo de regeneración cerebral para encontrar elementos reguladores clave en el genoma del ajolote», dijo, y agregó que luego realizarán experimentos en ratones para estudiar si es posible provocar la regeneración de sus tejidos. No obstante, aclaró que este proceso puede llevar años, por lo que trasladar el experimento a aplicaciones clínicas será aún más extenso. «Necesitamos ser cautelosos. Aún no está claro cómo se hará», concluyó.