La vitamina C tiene un estatus legendario dentro de los suplementos vitamínicos. Mucha gente la toma en los meses fríos del año para evitar resfriarse, y hay quien hasta aumenta su ingesta ante los primeros síntomas de un constipado. ¿Cómo funciona esta vitamina?, y lo más importante: ¿es realmente efectiva?.
El éxito del tratamiento en controlar la enfermedad llevó a Pauling a interesarse por la idea de la medicina ortomolecular, un concepto de nombre muy estiloso que consiste en incrementar la concentración de sustancias ya presentes en el organismo con el fin de prevenir o curar ciertas enfermedades. Dicho de manera mucho más vulgar, consiste en tomar vitaminas para mejorar la salud.
El interés de Pauling coincidió con la moda por hipervitaminarse en los años 70, y su defensa de la vitamina C caló muy hondo en el imaginario popular. Pauling llegó incluso a defender la idea de que la vitamina C podía curar el cáncer y publicó varios estudios al respecto, lo que le valió una amarga y larga controversia con el médico británico Ewan Cameron, cuyos estudios para la Clínica Mayo concluían que la vitamina C no tiene un efecto sobre el cáncer mayor del que puede tener el placebo, y que Pauling, aún siendo un investigador brillante, se dejó llevar por el entusiasmo en los resultados, probablemente debido al éxito de su propio tratamiento renal.
La idea de diferentes grupos de investigadores sacando conclusiones a favor y en contra del uso de vitamina C para prevenir o curar diferentes enfermedades es el pan de cada día de esta sustancia. Aún hoy, centros médicos que defienden la medicina ortomolecular como el Linus Pauling Institute aseguran que la ingesta regular de vitamina C incrementa la respuesta inmune ante diversas dolencias. La realidad, sin embargo, es que los estudios al respecto son poco concluyentes. Entonces…
¿Cuándo ayuda realmente tomar vitamina C?
En 2013, un equipo de médicos publico el estudio más exhaustivo que se conoce hasta la fecha sobre los efectos beneficiosos de la Vitamina C sobre la prevención y tratamiento del resfriado común (Lo puedes leer aquí si estás interesado). El informe analizaba los resultados de otros 29 estudios previos con más de 11.000 participantes ¿Su conclusión?
Pero como todo en ciencia, hay excepciones, y son probablemente las excepciones que dieron origen el mito. La vitamina C reduce a la mitad la posibilidad de contraer resfriado en personas sometidas a una actividad física y a un desgaste extremos. Y por personas sometidas a un desgaste extremo no se refieren a trabajadores de oficina muy estresados porque el metro está lleno. Se refieren a corredores de marathon, esquiadores profesionales de fondo, o soldados realizando maniobras en entornos subárticos.
En otras palabras que tomar vitamina C no evitará que te resfríes si eres una persona normal con una salud normal, pero sí que podría ayudar en casos severos de deficiencia de esta vitamina. El Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos lo explica así:
«Hasta ahora, la evidencia científica sugiere que la ingesta regular de vitamina C en al menos 200 miligramos diarios no reduce la incidencia del resfriado común en la población general, pero esa mis a ingesta podría ser útil en personas sometidas a ejercicio físico extremo, condiciones de frío extremo, o niveles marginales de vitamina C como los ancianos o los fumadores crónicos».
Cuándo no ayuda tomar vitamina C
El propio Instituto Pauling, que es uno de los principales defensores de tomar vitamina C, reconoce que hacerlo no supone ningún beneficio una vez los síntomas del resfriado ya han aparecido. La oportunidad de reducir la duración del resfriado. En otras palabras, atiborrarte a vitamina C cuando ya est´s resfriado no sirve para que este se haga más corto.
¿Podemos hacer que los resfriados sean más cortos si tomamos regularmente vitamina C? El estudio Cochrane de 2013 que enlazábamos arriba no ha encontrado evidencia sólida al respecto. Existen datos que sugieren que la ingesta habitual de vitamina C puede reducir la duración del resfriado un 8% en adultos y un 14% en niños. El problema es que para ello hay que tomar a diario dosis muy altas de vitamina C. Hablamos de cantidades que superan el límite recomendable establecido por el Instituto de Medicina de Estados Unidos o de centros como la Clínica Mayo. A partir de esa cantidad es muy posible que la vitamina cause náuseas, diarrea, insomnio y calambres estomacales.
Si seguimos una dieta saludable y rica en fruta y vegetales probablemente ya estemos ingiriendo toda la vitamina C que necesitamos. Tomar un suplemento no tiene, en principio, nada de malo. Simplemente es bueno hacerlo sabiendo que no nos hará inmunes a los resfriados y las gripes. La cantidad máxima recomendada por día es de 65 a 90 miligramos. La dosis máxima permitida es de 2.000 miligramos.
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