Dan la batalla a diario en los principales centros de salud. Una realidad vivida en hospitales como el Antonio María Pineda del estado Lara y el central de San Cristóbal en el estado Táchira, es que los médicos residentes son los que prácticamente mantienen operativos estos recintos frente al déficit de especialistas que puede ascender al 60 %. Superan el temor y atienden a diario, aún saturados de trabajo, controlando el miedo por la falta de protección ante la COVID-19 y a veces deben sacrificar su continuidad en postgrados por los bajos sueldos, obligando a los profesionales a alternar en el servicio privado.
Guiomar López / Mayerlin Villanueva | La Prensa de Lara
El hospital central de Barquisimeto se está quedando sin residentes de emergenciología, cuidados intensivos y medicina interna. El gremio médico denuncia el bajón que ha dejado a la Emergencia solo con médicos integrales y señalan que por los sueldos tan bajos, les toca sobrevivir y buscar ingresos, quedando truncada la continuidad académica. Muchos temen exponerse al mayor contacto que ameritan estas especialidades, por las limitaciones en medidas de bioseguridad y el riesgo de atender pacientes asintomáticos.
«Con un sueldo menor a $ 7 y con una extrema carga asistencial, no tienen capacidad de mantenerse en postgrado», señaló René Rivas, presidente de Colegio de Médicos en Lara, sobre este principal centro de salud. Emergencias debería contar con 16 para los 3 turnos, la unidad de cuidados intensivos (UCI) apenas con 1, cuando requieren de 12 que van distribuidos 2 por cada grupo y medicina interna necesitando 16.
El resto de residentes lo estima entre 200 a 240, siendo los que han mantenido operativo al hospital, debido al déficit de especialistas que supera el 60 % y además de las enfermeras en hasta 80 %. La mayoría de los profesionales termina de prepararse a la par con la carga académica de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA).
Tal como confirma Rivas, la mayoría de estos galenos prefieren postgrados en las carreras quirúrgicas, aquellas de más oferta en especializaciones como ginecobstetricia, traumatología, oftalmología, otorrinolaringología, entre otros que puedan generar ingresos desde la atención privada. No tiene comparación este tipo de honorario, ante la exclusividad de las consultas en el sistema público.
Señala que la coyuntura económica del país y los bajos sueldos los han llevado a estar entre sus obligaciones en centros públicos y alternar con pacientes en consultorios privados, además de la alta demanda de atención a domicilio. Un esfuerzo para poder cubrir sus necesidades básicas.
«Hubo un considerable bajón en el concurso de postgrado, incluso llamando a otra convocatoria y las especializaciones se están debatiendo en el repunte de las consultas en privados», refiere el experto, más aún cuando se trata de profesionales que deben irse a sus ciudades de origen, sin la capacidad de poder quedarse con los gastos de hospedaje en Barquisimeto.
Se cuenta con ese lote de profesionales permanentemente, quienes tienen su relevo, culminada la exigencia práctica del postgrado.
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