Mientras la nueva reconversión monetaria, la tercera que vive la economía venezolana, se acerca cada día más, las expectativas de la población por las consecuencias de la misma no son de buen auspicio. Lo mismo ocurre para el sector comercio, que no cree en cambios importantes en la situación económica en general.
Por Humberto Contreras / lanacionweb.com
Para este sector, salvo la certeza de que la eliminación de seis ceros al valor de la inflamada moneda venezolana solo servirá para aliviar el peso de la cadena de dígitos en los procesos contables y de manejo de cifras, que sin duda se verán beneficiados, no hay expectativa de que la situación económica del país muestre recuperación.
El recuerdo de lo que ocurrió en los dos procesos anteriores, de los cuales hay memoria viva, no permite alimentar buenas expectativas respecto a un posible cambio positivo en términos generales para el país.
Así se pudo constatar en un breve recorrido por pequeños comercios de La Concordia, en conversación con sus propietarios o encargados, así como algunas personas en particular, como el caso del profesor Francisco Porras, quien es docente, “miembro de un sector muy golpeado por la situación económica en estos momentos”, según su propia expresión.
¿Qué espera de la reconversión?, le preguntamos. “Nada nuevo. Esto es más de lo mismo, dijo. Seguimos con el mismo círculo vicioso de eliminar ceros, pero no está funcionando la economía. No hay sueldos dignos, no hay medidas económicas que traten de resolver esta situación, pues lo que hacen es eliminar ceros, pero la situación de la inflación persiste, sin cambios”.
Porras sospecha que esto va a seguir igual. “Sí, definitivo, asevera, porque no hay medidas que permitan pensar que se va a solucionar. Que se va a frenar la inflación. El hecho de eliminar ceros no indica en ningún momento que se están controlando los precios o que se va a eliminar la inflación, ni que haya una mejora para el aparato productivo. Simplemente, seguimos en las mismas”.
Agrega el educador que no cree que la producción industrial en el país se vaya a incrementar con este cambio de bolívar. “No, explica, porque para incrementar la producción, habría que llamar el capital extranjero, pues sabemos que el Estado no cuenta con recursos para hacer inversiones”.
El profesor Porras piensa que pronto se verán las consecuencias de esta reconversión. “Es un poco difícil determinarlo, pero yo diría que, en cuestión de seis meses, estaremos de nuevo viendo los precios en miles de bolívares, producto de la inflación”.
Y en cuanto a los docentes, desde el punto de vista económico, Porras indica que “seguiremos como estamos y peor, en lo mismo, pues el incremento de lo poco que han dado, no equilibra la balanza o, mejor, no homologa los ingresos que vayan a obtenerse para entonces, y mientras sigamos percibiendo salarios con moneda nacional, y comprando con moneda extranjera, pues, seguiremos en desventaja por completo”.
La reconversión genera costos
A Ludy Andreína Martínez, quien está al frente de J.A Electrorepuestos, en La Concordia, le preguntamos si están preparados para el proceso y dice que “la verdad es que ya hemos vivido esto dos veces. Manejar las cifras de los montos actuales en la computadora; en facturas, sistemas, pagos, en fin, son muchos ceros. Así que dentro de lo que cabe, puedo decir que la reconversión alivia un poco la parte contable, porque ya tiene cifras muy altas”.
—Pero en general, nos dice, preparados no tanto, sino evaluando, porque con el ajuste, se incurre en un gasto, ya hay que modificar todo el sistema. También implica pagos adicionales, por ejemplo, a la contadora, para que haga el cierre de ejercicio, crear otro, modifique libros y sistemas. En realidad, básicamente es un gasto, hasta cierto punto, hacer la reconversión.
Adicional a eso, hay que volver a cambiar todos los precios y etiquetar. Es algo, como se dice, un poquito complicadito. De hecho, hay personas que no lo entienden, que si hay que dividir por un millón, o eliminar los ceros; en fin, la gente tiende a confundirse, por lo que tenemos que explicarle al cliente, para que todo esté bien.
En su negocio, como en la mayoría de los que reciben pagos en pesos y en dólares, se supone, dice, que los precios en divisas no van a cambiar, “a menos que los distribuidores nos suban a nosotros. Hasta el momento no ha variado eso, y esperamos que siga así. Aunque hay algunas empresas que han anunciado que subirán diez, quince por ciento, pero no hay nada oficial todavía sobre eso”.
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