Michell Stella es un tachirense de corazón fuerte que enfrentó los peligros de la selva en busca de su sueño americano. Salió de Venezuela a Chile con apenas 18 años, y de Santiago se embarcó en una de las travesías más desafiantes: caminar el tapón del Darién.
Por La Patilla
En #SoyVenezolano @michells09 le cuenta a @nandasalas cómo su empeño por ser modelo lo impulsó a cruzar los límites geográficos más temidos del continente americano para convertirse en una cotizada figura de la moda en la Gran Manzana.
“Y si, New York te hace, es una ciudad muy dura, pero si persistes y luchas por tus sueño lo lograrás. Quien diría que estaría en NYFW Y conocería a una persona que admiro como @lelepons Los amo a todos, y espero seguir inspirando a muchas personas para que nunca se rindan, limpien sus lágrimas ,y brillen como NUNCA. Y que viva VENEZUELAAAAAAAAAAAAAAA”, escribe con orgullo en sus redes sociales.
La historia de Michell comienza en un pequeño pueblo del estado Táchira, donde nació, creció y sobrevivió. Cuenta que fue abandonado por su madre a los 10 años y que el cariño de su padre siempre venía acompañado de un trago de alcohol y golpes.
“Crecí en un pequeño pueblo de gente buena, gente amable, gente empática. Mi infancia fue muy dura, desde que era muy niño algo que siempre me marco es que crecí en una familia disfuncional, pero cuando se nace para ser grande, uno lo sabe desde pequeño”, dice.
Al revivir el camino recorrido, Michell llora. Recuerda lo dura que ha sido la vida para él, desde que era un niño.
“Sufrí de bullying, por ser diferente, por ser raro. No cumplía con los estándares de ser masculino. Sufrí mucho en mi adolescencia también. Fueron etapas muy fuertes en mi vida… Yo tuve dos opciones. Caer en las drogas, ser igual que ellos o transformarse y cumplir todos mis sueños”.
Pese a las adversidades, Michell siempre supo quién era y que quería. Esa certeza lo llevó a emigrar al cumplir la mayoría de edad. Su primera parada fue Chile.
“Yo salgo a Chile, trabajo en Chile arduamente, lavando pisos… comencé a recolectar dinero, yo soy una persona muy enfocada, y ahí comencé a planificar mi viaje por la selva… Ojo no estoy promoviendo que las personas se vengan por esa selva porque realmente es una experiencia que no volvería a repetir”.
Cuenta cómo la selva lo devastó y lo empoderó como ser humano. Tiene los peores recuerdos de esos tres días de odisea, pero también los más grandes aprendizajes: el amor por la vida y la solidaridad con el prójimo.
Al llegar a Panamá y sin garantías de superar la frontera hacia Estados Unidos, Michell siguió su camino hacia México. El sueño de ser modelo profesional seguía siendo su mayor impulso.
“Yo duré tres días caminando hacia Oaxaca para buscar un permiso, me deshidrate, perdí 8 kilos, estaba tosiendo con sangre, y tomé la decisión de irme a Cancún a trabajar”.
Ahorró dinero, y emprendió un nuevo viaje, esta vez hacia la frontera con Estados Unidos. Pero la travesía duró poco. Un retén de migración lo detuvo por más de 20 días, y tuvo que retroceder hasta Ciudad Juárez.
“El 19 de enero entro por medio de un parol a Estados Unidos… WOW fueron cuatro meses muy fuertes, nunca me paré, nunca me detuve… Yo llego a Nueva York, duro tres meses sin trabajo, no conocía a nadie, y Dios me envió una señal. Veo pasar a @cocorocha hablo con ella y me dice no te vayas”.
Su carrera como modelo la inició generando contenido en redes sociales, de la mano de una fotógrafa venezolana. Hoy es un modelo cotizado en las pasarelas más importantes de la Gran Manzana, y promete seguir avanzando.
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