María Corina Machado (Caracas, 1967) ha enfrentado un año especialmente desafiante debido a la crisis política y social en su país, convirtiéndose en la única cara visible de la oposición venezolana que no se ha visto forzada al exilio tras las elecciones presidenciales en las que Nicolás Maduro se autoproclamó ganador. En reconocimiento a su lucha incansable por los derechos humanos y la democracia, el Parlamento Europeo le otorgará este próximo martes el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2024 junto a Edmundo González Urrutia, un galardón que incluye a ambos opositores en el selecto grupo de defensores de la libertad al que pertenecen figuras como Nelson Mandela, Alexei Navalny o Malala Yousafzai.
Por The Objective
Tras las presidenciales del 28 de julio, Machado demostró el fraude electoral y acto seguido se desencadenaron protestas masivas en todo el país que fueron reprimidas violentamente, dejando al menos 28 muertos y miles de detenidos y represaliados, incluidos menores de edad. La situación se agravó con la persecución de figuras opositoras, materializada en el exilio de Edmundo González, mientras Machado continúa operando desde la clandestinidad para evitar ser arrestada.
En esta conversación con Laurence Debray, Machado aborda la profunda crisis económica, social y política que enfrenta Venezuela tras 25 años de chavismo. A pesar de la erosión institucional que ubica al país en el último lugar del Índice de Estado de Derecho del World Justice Project, destaca la creciente resistencia del pueblo venezolano. El premio Sájarov no solo reconoce su labor, sino que simboliza la voluntad de cambio de todo un pueblo que sigue luchando por su libertad y dignidad.
PREGUNTA.- Usted ha recorrido el país hasta sus lugares más recónditos durante su campaña electoral. ¿Podría describirnos la situación de Venezuela hoy? ¿Cuál es su balance tras los veinticinco años de chavismo?
RESPUESTA.- El chavismo en 25 años ha hecho una enorme inversión en propaganda para presentar un país muy distinto de la realidad. Hoy, hay dos caras de Venezuela. Una, la Venezuela devastada por un sistema que ha tenido toda la plata del mundo, todo el poder del mundo, todos los aliados mundiales del mundo y todo el tiempo. La otra cara es la Venezuela que ha emergido en estos últimos meses para salvarse, en un plano no solamente material, sino también cultural y espiritual.
¿Qué puede estar pasando en un país para que casi un tercio de la población haya decidido irse, y no irse cómodamente, sino una mujer que agarra a sus muchachitos y los echa al hombro y decide irse a pie cruzando países, donde ella sabe que lo más probable es que la van a robar o la van a violar o la van a matar, y aun así se va con sus hijos? Para mí esto resume todo lo que está pasando en Venezuela. ¿Por qué lo hace? Porque siente que no hay futuro para ella ni para sus hijos. El chavismo ha destruido nuestro futuro.
«La producción petrolera, que fue más de tres millones y medio de barriles al día, hoy está en menos de 800.000 y va a seguir cayendo»
Un maestro gana un dólar al día y en el sistema de educación pública están dando clases dos días a la semana. Es una generación de niños que está creciendo con solo dos días de clase en la semana. Las pensiones son de tres dólares al mes. A nuestros mayores no les alcanza ni para la medicina.
La economía ha caído 80 % en 12 años. Las empresas han cerrado porque las han confiscado, o les han quitado sus mercados, o les cambian las reglas todos los días. Solamente puedes producir si te asocias con la mafia que está con el régimen. La producción petrolera, que fue más de tres millones y medio de barriles al día, hoy está en menos de 800.000 y va a seguir cayendo. En materia de institucionalidad democrática, Venezuela está en el último lugar en el mundo según el World Justice Project. Un periodista en Venezuela termina preso o perseguido. Y los que se han ido tampoco se atreven a hablar desde afuera, porque tienen a sus familias aquí y las persiguen.
Pero la otra cara de la Venezuela de hoy es el país que se ha levantado y que ha dicho «no más». Yo quiero a mis hijos de vuelta en casa. En esa Venezuela de hoy hay una sociedad harta de la humillación y de la sumisión, decidida a luchar por su libertad y su dignidad. A pesar de, y también gracias a los riesgos, porque paradójicamente, en la medida en que Maduro reprime, más conciencia nos ha dado de la absoluta urgencia e inevitabilidad del cambio.
P.- ¿Cree usted que Chávez y Maduro han tomado algunas medidas positivas que han favorecido al país? Como las de mejorar la situación de los sectores pobres en lo que respecta a la salud y la educación. ¿No cree usted que la crisis no proviene simplemente de la dependencia del petróleo?
R.- Chávez tuvo la oportunidad más grande en la historia de Venezuela. Cuando llegó al poder, el barril de petróleo estaba en ocho dólares y subió a más de 150. Tuvo toda la plata del mundo. Primero dio un golpe militar. Como no tuvo éxito, entonces ganó la elección presidencial, instigando el odio, promoviendo la división, provocando la venganza. Una vez en el poder, estableció una autocracia. Tomó el control de los órganos del Poder Público. Depuró las Fuerzas Armadas. Tomó el control progresivo de los medios de comunicación. Hizo un Estado todopoderoso y una sociedad dependiente del Estado. Usó la inmensa fortuna petrolera para hacer una sociedad que vivía de transferencias directas. Una vez que cae el precio petrolero, ¿qué ocurre? Una sociedad empobrecida y que vive de una bolsa de comida. Si te portas bien y si eres absolutamente leal, porque si no te la quitan.
Lo otro que hizo Chávez fue sustituir los vínculos con las democracias de Occidente por unas relaciones muy intensas con regímenes como Irán, Rusia, Siria, Bielorrusia y desde luego con grupos extremistas islámicos como Hezbollah, Hamas, a los cuales se les ofreció servicios logísticos. Chávez, y después Maduro, convirtieron a Venezuela en el hub del crimen organizado internacional, sumado a la guerrilla colombiana y los carteles de la droga.
Chávez sí tenía algo que hay que reconocer, y es que era un hombre tremendamente eficaz en materia comunicacional, hábil para vender ciertos planeamientos ideológicos que demostraron ser un fracaso contundente. No es verdad que la educación en Venezuela sea buena; no es verdad que la salud en Venezuela haya mejorado. Al contrario, han colapsado. Yo solamente puedo evaluar los resultados, y los resultados son trágicos.
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