El activista venezolano de derechos humanos Jesús Armas cumple dos meses encarcelado por el régimen de Nicolás Maduro en la tenebrosa prisión El Helicoide, considerada el mayor centro de torturas de Latinoamérica, tras ser secuestrado por hombres encapuchados al salir de un establecimiento en Caracas. Armas fue interceptado por los sujetos el 10 de diciembre de 2024 aproximadamente a las 8:30 p.m. cuando el activista estaba por abordar su vehículo y lo metieron a la fuerza en una camioneta sin placas. Para detenerlo obligaron a un amigo del activista a comunicarse con él para que suministrara la dirección donde se encontraba.
Sairam Rivas, pareja de Armas y activista de derechos humanos, dijo a el Nuevo Herald que durante todo este tiempo ha podido verlo solo una vez por 15 minutos el 16 de diciembre cuando lo tenían en otra prisión en Boleíta en el municipio Sucre, del estado Miranda, aledaño a la capital venezolana.
“Nos enteramos que fue el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional), el cuerpo de seguridad que lo detuvo. Lo llevaron primero a una casa clandestina y allí lo torturaron, lo estuvieron asfixiando con bolsas plásticas. Lo tuvieron durante tres días y luego lo trasladaron a Maripérez y lo presentaron (ante un tribunal) de forma telemática, violando su derecho a la defensa, sin acceso a sus abogados”, relató. La pareja de Armas afirmó que luego lo trasladaron a El Helicoide, donde al igual que la mayoría de los presos políticos, no se le permite visitas, está completamente aislado y no tiene comunicación con el exterior.
“La única comunicación que tienes con ellos es unos papelitos escritos a manos que te mandan con los oficiales y que ellos deciden cuando dejan que tú los leas o cuando ellos mismos te los leen o simplemente ellos vienen y te dicen de boca que ellos necesitan tal o cual cosa”, detalló.
Audiencias clandestinas También dijo que ignora de qué lo acusan y que existe lo que llamó una “cuestión dantesca” con la justicia donde no hay acceso a los expedientes, se desconoce quién es el defensor público de los casos y el tribunal.
Ahora realizan audiencias que son clandestinas, por vídeollamadas desde los centros de detención y no se respeta ningún tipo de debido proceso, aseguró Rivas. “Hay personas que han sido, incluso, presentadas por videollamada desde los mismos lugares donde fueron torturados, y hasta por videollamadas por un teléfono, o sea, es una cuestión completamente aberrante”, dijo en una entrevista. El activista venezolano de derechos humanos Jesús Armas (3 a la der.) fue detenido el 10 de diciembre de 2024 y se encuentra en la tenebrosa prisión El Helicoide.
Según medios de comunicación social venezolanos, el régimen ha dicho que Armas, de 38 años de edad, presuntamente participó en la contratación de personas con el fin de provocar disturbios.
Para Rivas la causa principal de la detención es “parte de un patrón de persecución y de una represión mucho más selectiva que comenzó en diciembre contra dirigentes políticos, sociales y defensores de derechos humanos”. “Incluso creemos que se inaugura con Jesús porque justo ese mismo día nosotros estábamos documentando excarcelaciones y se llevaron a dirigentes” de varios estados del país con un perfil mucho más político, social o de defensores, detalló.
La Misión de Determinación de los Hechos de la ONU para Venezuela advirtió en un informe divulgado en septiembre de 2024 que la represión del régimen de Maduro se “intensificó a niveles sin precedentes”, sumiendo al país en una de las crisis de derechos humanos “más agudas”, tras las cuestionadas elecciones presidenciales de ese año. La ONG venezolana Foro Penal informó que había 1,196 presos políticos al 3 de febrero de 2025 y que se han registrado 18,273 arrestos por causas políticas desde 2014 hasta la fecha.
Alexandra Panzarelli, amiga de Armas y profesora en New York, dijo a el Nuevo Herald, que el activista movilizaba a mucha gente en las zonas de personas de bajo de recursos de Caracas, y ese podría ser uno de los aspectos de la detención. Consideró que hay un nuevo capítulo en el tema de la represión en Venezuela.
“Es importante también estudiar el caso de Jesús dentro de este nuevo esquema de una represión más radical, más generalizada y que justamente busca desmovilizar a la población, no sólo a quien estaba protestando el fraude electoral, sino también desmovilizar a quien, por ejemplo, quiera hacer trabajo desde la sociedad civil o desde la prensa”, dijo.
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