Las violaciones y agresiones sexuales atribuidas a las fuerzas rusas en Ucrania constituyen claramente “una estrategia militar” y una “táctica deliberada para deshumanizar a las víctimas”, estima la representante especial de la ONU sobre Violencia Sexual en Conflictos, Pramila Patten.
“Todos los indicios están ahí”, asegura Patten en una entrevista con la agencia de noticias AFP en París, donde firmó el jueves un acuerdo con la ONG Bibliotecas sin Fronteras para apoyar a las víctimas de agresiones sexuales durante los conflictos.
“Cuando mujeres y niñas son secuestradas durante días y violadas, cuando se empieza a violar a niños y hombres, cuando vemos una serie de casos de mutilaciones de órganos genitales, cuando escuchamos los testimonios de mujeres hablando de soldados rusos equipados de viagra, se trata claramente de una estrategia militar”, detalla.
“Y cuando las víctimas hablan de lo que se dijo durante las violaciones, está claro que es una táctica deliberada para deshumanizar a las víctimas”, agrega la abogada británico-mauriciana de 64 años, representante especial desde 2017.
Los primeros casos de violaciones y agresiones sexuales surgieron “tres días después del inicio de la invasión de Ucrania”, el pasado 24 de febrero, y desde entonces la ONU verificó “más de un centenar”, pero los denunciados “son sólo la punta del iceberg”, asegura.
“Es muy complicado tener estadísticas fiables durante un conflicto activo y las cifras nunca reflejarán la realidad, ya que la violencia sexual es un crimen silencioso, el menos señalado y el menos condenado”, explica Patten, que destacó el miedo a represalias y a una estigmatización.
Las víctimas son principalmente mujeres y niñas, indica la responsable de la ONU.
Un informe de fines de septiembre de una comisión de investigación internacional independiente, creada a petición del Consejo de Seguridad, “confirmó crímenes contra la humanidad perpetrados por las fuerzas rusas”, recuerda.
“Según los testimonios recabados, la edad de las víctimas de violencia sexual abarca de los 4 a los 82 años. Hay muchos casos de violencia sexual contra niños, que son violados, torturados y secuestrados”, destaca Patten.
Sensibilización internacional
“Mi lucha contra la violencia sexual es un verdadero combate contra la impunidad”, repite la abogada.
Según Patten, su visita a Ucrania en mayo buscaba, en este sentido, “enviar una señal fuerte a las víctimas, decirles que estamos con ellas y pedirles que rompieran su silencio”.
“Pero también enviar una señal fuerte a los violadores: el mundo está observándolos y violar una mujer o una niña, un hombre o un niño, tendrá consecuencias”, agrega.
La violación como arma de guerra existe en todos los conflictos, de Bosnia a la República Democrática del Congo (RDC), pero Patten considera que la guerra en Ucrania supone una “toma de conciencia” internacional.
“Ahora hay una voluntad política para combatir la impunidad y un consenso de que la violación se utiliza como táctica militar, una táctica de terror”, analiza.
“¿Es porque ocurre en el corazón de Europa? Quizá la respuesta esté ahí”, agrega la responsable de la ONU, con la esperanza de que Ucrania no eclipse el resto de conflictos.
“Considero muy positivo este interés sobre la cuestión de la violencia sexual vinculada a los conflictos, que siempre se ha considerado como inevitable, como un daño colateral, una cuestión cultural… Pero no, es un crimen”, subraya.
Otra preocupación para la representante de Naciones Unidas es el riesgo de trata de personas.
“Las mujeres, las chicas y los niños que huyeron de Ucrania son muy muy vulnerables y, para los depredadores, lo que ocurre en este país no es una tragedia, es una oportunidad. La trata de personas es un crimen invisible, pero es una importante crisis”, advierte.
Desde que Rusia lanzara su invasión de Ucrania el 24 de febrero, más de 7,6 millones de ucranianos buscaron refugio en otros países de Europa.
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