Venezuela y Brasil comparten una frontera porosa al narcotráfico en medio de la selva amazónica. Y esta semana la atención internacional se posó sobre ella.
Por EL NACIONAL
El miércoles 12 de febrero, las Fuerzas Armadas de Brasil informaron del derribo de un avión proveniente de Venezuela y cargado de drogas que había entrado “clandestinamente al espacio aéreo del país”.
¿Qué hay detrás de este infrecuente suceso? “Las Fuerzas Armadas hicieron lo que tenían que hacer dentro del código legal brasileño, porque, en este caso, era un avión que transportaba drogas, pero también podía impactar como un ataque terrorista, o ser un grupo que estaba exportando armas”, evalúa, Marcos Alan Ferreira, profesor asociado del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Paraíba de Brasil, consultado por DW.
¿Un gesto hacia Trump?
Por su parte, la doctora en Ciencias Penales y Política Criminal mexicana, Yuriria Rodríguez Castro, observa un trasfondo más amplio: “Brasil nunca había tomado medidas así, aún menos contra Venezuela, cuyo Gobierno populista es afín. Lo viene a hacer ahora para dejar claro que no se opone a Estados Unidos, incluso, que esto mismo le puede pasar a un avión de origen mexicano”, indica.
“Brasil ya vio lo que le pasó a México y a Venezuela con las designaciones de terrorismo, y no quiere ser incluido en la política de sanciones del presidente Trump”, puntualiza a DW la académica de la UNAM, especialista en prevención del terrorismo y crimen organizado.
“Es preferible que el Gobierno de Maduro, e incluso el de Sheinbaum, suspenda sus relaciones comerciales con el Gobierno brasileño, a que lo haga la potencia estadounidense”, dice la experta. Esta sería, según ella, la lógica tras los hechos.
La geopolítica del narcotráfico
Ahora bien, ¿cuál es la relevancia de la frontera entre Venezuela y Brasil en la geopolítica del narcotráfico?
“Venezuela es uno de los principales puntos de tránsito de la cocaína colombiana hacia el Caribe, Brasil y otros países”, explica a DW Jeremy McDermott, cofundador y codirector de InSight Crime, un centro de pensamiento especializado en crimen organizado en América Latina y el Caribe, con sede en Medellín. “Y Brasil es ahora uno de los principales puntos de partida de la cocaína con destino a Europa”, completa el especialista.
“Venezuela y Brasil hacen frontera con los únicos productores mundiales de hoja de coca, que se puede convertir en cocaína, que son Colombia, Perú y Bolivia”, detalla, por su parte, la investigadora Carolina Sampó, coordinadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Transnacional de la Universidad Nacional de La Plata de Argentina.
“La zona de producción es una zona muy selvática, de muy difícil acceso y control por parte de los Estados”, agrega.
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