Líderes de la oposición venezolana se reunirán el viernes con representantes del régimen de Nicolás Maduro en México en una nueva ronda de negociaciones que busca poner fin a la crisis política del país, pero el terreno de juego parece inclinarse a favor de los gobernantes en Caracas ante la visible debilidad de sus adversarios y señales de que Washington ya no le presta tanta atención al tema.
Por ANTONIO MARIA DELGADO Y MICHAEL WILNER – EL NUEVO HERALD
El debilitamiento de la oposición puede verse en el cambio de sus objetivos que pasaron de lograr que Maduro abandone inmediatamente el poder a conseguir acceso a las venideras elecciones regionales, dijeron analistas.
El cambio también refleja una menor influencia interna de Juan Guaidó. Si bien el opositor todavía es reconocido por Estados Unidos y otros países como el presidente legítimo de Venezuela, su agenda ha sido desplazada por la de otros grupos de la oposición más interesados en participar en las elecciones municipales y estatales de noviembre que participar en un esfuerzo frontal para salir del gobernante socialista, dijeron analistas.
“Lo que está sobre la mesa aquí [en México] son las condiciones para estas elecciones estatales y locales, además de otras cosas que el régimen quiere, principalmente tener acceso a parte del dinero en el extranjero y que se levanten algunas de las sanciones”, dijo Elliott Abrams, ex representante especial de Estados Unidos en Venezuela, dijo.
“Si esta elección resulta ser un completo fiasco, como es completamente posible, será un muy mal comienzo para quienes piensan que las elecciones son la forma de sacar a Maduro”, dijo Abrams a McClatchy en una entrevista.
Abrams, quien durante dos años encabezó los esfuerzos de la administración Trump para aislar y ejercer presión diplomática sobre Maduro, argumenta que la administración Biden no está prestando actualmente el mismo grado atención a Venezuela, lo que debilita a la oposición en la mesa de negociaciones.
Washington debería jugar un papel mucho más activo frente a Maduro y debería exigir un asiento en esa mesa, dijo.
“Bajo la administración anterior, había un representante especial en Venezuela con una oficina, con personal, y había una Oficina de Asuntos Venezolanos en la oficina de América Latina. Ahora, la oficina de representación especial se ha disuelto y la semana pasada se disolvió la oficina de Venezuela”, advirtió Abrams. “Todo esto es una reducción de la atención, una reducción de la energía. Ahora, ¿quién va a representar a Estados Unidos en la Ciudad de México?”
Otra muestra de la menguante influencia de Washington en la mesa de negociaciones recae sobre el hecho de que el representante diplomático de Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, fue retirado del equipo de representantes de la oposición en medio de la insistencia del régimen en que él era demasiado hostil y radical.
La oposición hasta ahora ha cedido unilateralmente a una serie de demandas introducidas por el régimen. Eso en sí mismo es una señal de debilidad, pero eliminar a Vecchio es particularmente dañino para la oposición en la mesa, dijo Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la consultora Inter American Trends, con sede en Washington.
“La presencia de Vecchio es el elemento que otorgaba a la mesa de negociación un canal de comunicación directo con Washington. Estados Unidos sigue siendo un aliado, pero que uno de los negociadores hable directamente con Estados Unidos no es lo mismo que tener a los negociadores hablando con Estados Unidos a través de intermediarios. Vecchio es alguien que tiene acceso directo al Departamento de Estado y a los líderes del Senado”, dijo De La Cruz.
Hasta ahora, las negociaciones han deambulado por un rumbo muy diferente a la propuesta hecha inicialmente por Guaidó en mayo, cuando dijo que era necesaria para “salvar a Venezuela” de su peor crisis de la historia. La idea en ese momento era negociar una hoja de ruta para unas elecciones presidenciales “libres y justas” supervisadas por la comunidad internacional.
El proceso, que asomó la posibilidad de un eventual levantamiento de sanciones estadounidenses de modo de zanahoria para el régimen, también buscaba llevar a Maduro a permitir el ingreso de ayuda humanitaria internacional y de vacunas contra el COVID-19, así como la liberación de todos los presos políticos, el regreso seguro de los exiliados políticos. y el inicio de un proceso de justicia transicional para abordar los delitos cometidos por el régimen socialista.
Al plantear la idea de un nuevo diálogo, Guaidó admitió que “nadie se fía de la dictadura”, al tiempo que rechazó de plano la posibilidad de realizar futuras elecciones bajo el control del actual Consejo Nacional Electoral (CNE), diciendo que la oposición no reconoce la legitimidad de esa entidad.
Dado que los directores del CNE controlados por el régimen todavía están en el cargo y las próximas elecciones regionales se celebrarán en noviembre, no está del todo claro si la oposición aún mantiene esta opinión sobre las autoridades electorales nombradas a dedo por el régimen.
La administración Biden, entre tanto, dijo que continúa reconociendo a Juan Guaidó como el presidente interino de Venezuela, y que su apoyo al proceso de negociaciones surge de su llamado público a la acción del 11 de mayo.
“En términos del proceso de negociación, hemos tenido muy claro que lo que queremos son pasos ambiciosos, concretos e irreversibles que muevan al país hacia elecciones libres y justas”, dijo a McClatchy un alto funcionario de la administración.
“No vamos a imponer condiciones sobre eso, creemos que es un proceso venezolano. Pero hemos dejado en claro que, en términos de las sanciones de Estados Unidos y de la presión de Estados Unidos, que aumentaremos la presión si vemos que hay pasos lejos de elecciones libres y justas, y aliviaremos la presión si hay un movimiento hacia elecciones libres y justas. Y creo que es una propuesta básica ”, agregó.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.