«Así como en el norte tienen una agenda de colonización, nosotros tenemos una agenda de liberación y la agenda nos la escribió Simón Bolívar. Está pendiente la libertad de Puerto Rico y la lograremos con las tropas de Brasil», prometió Nicolás Maduro tras la coronación fraudulenta del viernes. Puerto Rico es un estado libre asociado a Estados Unidos, aunque el apoyo a la propuesta de anexión a EEUU ha crecido hasta el 58%, por culpa de la enorme crisis financiera, frente a los que se decantan por mantener el estatus vigente (29%). Los que sueñan con la independencia, como Maduro, sólo cuentan con el 12% de los apoyos.
El sarcasmo del usurpador llegó como respuesta a la propuesta de Álvaro Uribe de que quien debería ser hoy presidente de Venezuela, Edmundo González Urrutia, convoque a una invasión de tropas internacionales para respetar la soberanía popular. La reacción del ex presidente colombiano, quien se desplazó a la frontera con Venezuela para hacerla pública, encontró apoyo inmediato en el exprisionero político Leopoldo López: «Luego de recorrer todos los caminos, incluyendo ganar una elección con el 70% de los votos, hay que considerar seriamente esta propuesta. Me atrevo a decir que la inmensa mayoría de los venezolanos está de acuerdo».
López, exiliado en Madrid, parece no equivocarse. En la encuesta exprés realizada por La Ceiba, servicio informativo que lucha contra el bloqueo revolucionario, más del 90% de sus lectores se decantaron por apoyar una intervención militar en Venezuela.
«Imposible no es, pero sí altamente improbable», destacó para EL MUNDO el analista internacional Mariano de Alba. «Para una intervención internacional en teoría haría falta autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, donde China y Rusia tienen poder de veto. Salvo EEUU, ningún ejército occidental tendría la capacidad o voluntad de hacerlo. Y en el caso de EEUU, hay serias reticencias: parte de la filosofía de Donald Trump es que su país no debe involucrarse en conflicto armados y en su círculo y el Pentágono habrían nuevamente enormes obstáculos si él lo volviese a plantear como opción», remacha.
Desolación
El golpe de Estado aplicado por el chavismo contra la sociedad venezolana ha provocado un estado de desolación nacional entre quienes apostaron por la lucha electoral y la esperanza para doblegar a la dictadura. Sabedor de ese impacto, el régimen pretende manejar las respuestas para ganar nuevos espacios ante su falta de legitimidad.
«Es fácil ser valiente cuando el conflicto está a miles de kilómetros y el riesgo lo asumen otros», arengó Nicolasito Maduro, hijo del presidente de facto, quien se manifestó en paralelo al aliado cubano, que amenazó con «consecuencias impredecibles». Ya el «hijo de Chávez» se jactó el sábado de contar con los ejércitos de La Habana y Managua en caso de conflicto.
«Maduro trata de aprovechar la discusión para generar cohesión dentro de sus filas. Las propuestas serán utilizadas para avalar lo que ha sido el discurso durante años del chavismo de que hay una conspiración internacional para sacarlos del poder e incluso pondrán mucha atención en eso para asustar a la élite gobernante sobre lo que podría ocurrir si hay un cambio de gobierno», adelantó De Alba a este periódico.
Así lo confirmó ayer el fiscal chavista Tarek William Saab, que ha vuelto a solicitar una orden de aprehensión contra Leopoldo López y una solicitud de alerta roja ante Interpol contra Uribe.
Nueva agenda de lucha
En busca de la esperanza perdida, la gran mayoría del pueblo venezolano pasa su luto a la espera de que el tándem democrático consolide y avance la nueva agenda de lucha. Y ello sucede cuando resta menos de una semana para el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El nombramiento del cubanoamericano Marco Rubio, acogido con entusiasmo entre los luchadores demócratas contra la dictaduras, contrastó en cambio con la actitud de Trump, que ignoró a González Urrutia durante su gira americana.
«Trump ha mantenido, hasta ahora, un silencio sepulcral sobre Venezuela y la elección presidencial. Se ha dedicado a criminalizar a los inmigrantes venezolanos, pero solo hasta el jueves fue que hizo un reconocimiento público por primera vez de Edmundo González como presidente-electo. Lo hizo quizás por el revuelo que causó el paradero desconocido de María Corina, pero también porque sus propios legisladores han estado contorsionándose para explicar porqué sí ha recibido a Javier Milei, Georgia Meloni y Justin Trudeau. Esto francamente pone en duda qué tan fuerte es su compromiso, porque Rubio no es quién definirá su política hacia Venezuela. Las designaciones incluyen a Cristopher Landau (subsecretario de Estado) y el enviado especial Richard Grennell, que sabemos tiene una postura que no es de halcón precisamente cuando se trata de negociar», describió para EL MUNDO María Riera Puerta, profesora de gobierno americano en Florida.
En medio de la polémica de las invasiones, Trump, tan errático como de costumbre, avanzó su interés por Panamá y Groenlandia. «Trump tiene otros intereses, dudo que se atreva a invadir a Panamá o Groenlandia, mucho menos Venezuela. Eso sí, Maduro no aguanta una fragata posicionada frente a La Guaira (puerto cercano a Caracas)», sentenció Puerta.