Nicolás Maduro lanza un mensaje a Donald Trump: «Si Estados Unidos levanta todas las sanciones, ni un migrante más saldrá de nuestro país»
El Mundo | Daniel Lozano
Diosdado Cabello, ministro del Interior del Gobierno de Venezuela, acudió el lunes por la noche al aeropuerto de Maiquetía dispuesto a convertir la llegada de los dos primeros vuelos con deportados venezolanos desde Estados Unidos en un acto de propaganda para el chavismo. Y lo consiguió.
El número dos de la revolución conversó, bromeó y abrazó a parte de los 190 jóvenes llegados desde la base militar fronteriza de Texas antes de que todos ellos pasaran la noche en un hotel sanitario para evaluar cada caso en particular. Las autoridades estadounidenses aseguraron que en los dos aviones de Conviasa, línea de bandera venezolana sancionada por Washington, viajaban miembros del temido Tren de Aragua, la mafia transnacional nacida en la cárcel venezolana de Tocorón con la connivencia chavista.
«Si EEUU levanta todas las sanciones, ni un migrante más saldrá de nuestro país y los que están afuera regresarán a trabajar, a construir y a hacer más próspera a Venezuela», se congratuló Nicolás Maduro mientras retransmitía en su programa semanal de televisión lo que sucedía en Maiquetía.
La puesta en marcha de los vuelos de deportados fue uno de los puntos acordados tras el viaje a Caracas de Richard Grenell, enviado especial de Donald Trump, quien escenificó la sintonía inicial de ambas administraciones. A cambio de los vuelos de deportados y de la liberación de los primeros seis rehenes (quedan otros siete en cárceles venezolanas), la nueva Administración Trump no ha acometido sanciones internacionales contra el chavismo, ni siquiera ha retirado las licencias concedidas a la petrolera estadounidense Chevrón para que produzca 200.000 barriles diarios de oro negro en suelo venezolano.
«¡Libres, donde nadie los va a discriminar ni a dañar!», clamó Maduro durante el operativo, que estuvo acompañado del despliegue de cientos de agentes chavistas. A todos ellos les serán revisados los antecedentes penales.
«Hagamos que EEUU sea seguro otra vez», despidió la Casa Blanca a los dos aviones enviados desde Caracas, un acto que contó con la supervisión personal de Grenell. Los vuelos de deportación han estado suspendidos durante un año tras las sanciones que implementó el Gobierno de Joe Biden por el incumplimiento chavista de los Acuerdos de Barbados entre el Gobierno y la oposición.
Maduro aprovechó la coyuntura para alardear de que su Gobierno es el único en todo el mundo que ha organizado vuelos «para traer con dignidad, respeto y a amor» a los emigrantes deportados, víctimas, según la propaganda chavista de las sanciones estadounidenses.
«Nosotros los vamos a regresar para que vengan a laborar, prosperar, trabajar y rumbear», certificó el presidente pueblo.
El derrumbe de la revolución bolivariana y del sistema represivo implantado por el Gobierno forzó a que nueve millones de venezolanos abandonaran sus hogares hasta convertirse en la mayor diáspora de este siglo, por delante de sirios, ucranianos y afganos.
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