Los venezolanos votarán el domingo en un referéndum para decidir si el país debe crear un estado propio dentro de una amplia franja de su vecina Guyana, rica en petróleo, una medida que ha sido denunciada por Guyana como un paso hacia la anexión y ha suscitado preocupaciones de un posible conflicto militar entre las dos naciones sudamericanas.
Por CNN
La zona en cuestión, la región densamente boscosa del Esequibo, equivale a dos tercios del territorio nacional de Guyana y tiene aproximadamente el tamaño de Florida. Venezuela lleva mucho tiempo reclamando el territorio, que sostiene que estuvo dentro de sus fronteras durante el periodo colonial español. Venezuela rechaza la decisión de 1899 de unos árbitros internacionales que fijaron los límites actuales cuando Guyana aún era colonia británica. El reciente descubrimiento de vastos yacimientos petrolíferos en alta mar en la región ha aumentado lo que está en juego en la disputa.
En mítines de campaña y en una serie de mensajes patrióticos en las redes sociales, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha planteado el referéndum en clave de sentimiento antiimperialista, argumentando que los derechos históricos de Venezuela sobre la región han sido rechazados injustamente.
Guyana ha dicho que la amenaza de anexión es «existencial».
Entre las preguntas planteadas a los votantes el domingo está la siguiente: ¿está usted de acuerdo con la creación de un nuevo estado en la región del Esequibo, otorgando a su población la ciudadanía venezolana, e incorporando «dicho estado en el mapa del territorio venezolano»?
Según los analistas, las implicaciones prácticas de la votación, que se espera que sea favorable a la postura del gobierno, son mínimas, y la creación de un estado venezolano en el Esequibo es una posibilidad remota. No está claro qué medidas tomaría el gobierno venezolano para aplicar el resultado, y cualquier intento de hacer valer el reclamo se enfrentaría sin duda a la resistencia internacional.
Aun así, la escalada retórica ha motivado movimientos de tropas en la región y belicosidad en ambos países, llevando a líderes guyaneses a compararla con la invasión rusa de Ucrania. Muchos residentes de la región, predominantemente indígena, están nerviosos al parecer.
«La larga disputa sobre la frontera entre Guyana y Venezuela ha alcanzado un nivel de tensión sin precedentes en las relaciones entre nuestros países», escribió el miércoles el ministro de Asuntos Exteriores de Guyana, Robert Persaud, en Americas Quarterly.
La Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, dictaminó el viernes que «Venezuela deberá abstenerse de emprender cualquier acción que modifique la situación que actualmente prevalece en el territorio en disputa», tras la petición de Guyana de detener la votación, que argumentó que la anexión sería ilegal. Pero las autoridades venezolanas han afirmado que el referéndum se celebrará independientemente de la decisión del tribunal.
El tribunal internacional ha estado revisando la disputa territorial desde 2018 y celebrará un juicio en la primavera, tras décadas de negociaciones fallidas entre los dos países a través de la ONU. Guyana dice que el tribunal es el lugar correcto para resolver la disputa, mientras que Venezuela no reconoce la jurisdicción del tribunal sobre el tema.
Una disputa de la época colonial
Las fronteras actuales del Esequibo se remontan a una sentencia dictada en 1899 por un tribunal internacional de París, que concedió a la entonces Guayana Británica la mayor parte del territorio comprendido entre los ríos Orinoco y Esequibo.
Venezuela respetó la sentencia hasta 1962, cuando la colonia británica avanzaba hacia la independencia, alegando fraude en el tribunal. Un acuerdo de 1966, firmado poco antes de la independencia de Guyana, allanó el camino para las conversaciones entre países sobre la zona en litigio y la eventual intervención del Tribunal Internacional de Justicia, que ha sido lenta.
Guyana, un país escasamente poblado de unos 800.000 habitantes con elevados índices de pobreza, ha experimentado una rápida transformación desde que en 2015 ExxonMobil descubrió petróleo frente a la costa de la región de Esequibo, con más de US$ 1.000 millones anuales de ingresos públicos procedentes del petróleo que han impulsado enormes proyectos de infraestructuras. El país está a punto de superar la producción de petróleo de Venezuela, que durante mucho tiempo dependió de sus propias reservas, y va camino de convertirse en el mayor productor de petróleo per cápita del mundo.
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