En la madrugada del 7 de mayo arribará a Chile un primer avión para un vuelo de repatriación de migrantes venezolanos varados en la frontera con Perú, que buscan desde hace semanas dejar el país tras el endurecimiento de los controles migratorios, aunque no todos quieren regresar a Venezuela.
El avión será enviado por el Gobierno venezolano y aterrizará en la ciudad de Arica, a unos 2.000 kilómetros al norte de Santiago de Chile. Recogerá a migrantes que aguardan del lado chileno en el paso fronterizo de Chacalluta y a otro grupo que se encuentra en la ciudad peruana de Tacna.
«Quiero confirmar la llegada de un avión venezolano al aeropuerto de Arica para recoger a un grupo bastante importante de migrantes que están justamente varados en la frontera», dijo este jueves a periodistas el canciller chileno, Alberto van Klaveren.
El operativo se realizará con una aerolínea privada, y no con la pública venezolana Conviasa. Forma parte del programa ‘Retorno a la Patria’ que impulsa el gobierno de Venezuela, de acuerdo a las autoridades locales.
«Es un primer vuelo, esperamos que próximamente puedan haber más vuelos, pero eso es algo que tendremos que conversar con nuestra contraparte venezolana», agregó el canciller chileno, que subrayó también «la buena disposición del Gobierno venezolano para buscar soluciones al problema de los migrantes que están en la frontera norte».
«Mi destino es otro»
En el paso fronterizo de Chacalluta el anuncio de la llegada del avión fue recibido con escepticismo entre los venezolanos. Muchos de ellos no quieren regresar a su país, sino emigrar a otro destino. También hay colombianos y haitianos, para quienes todavía no hay solución.
«Hablan de un vuelo humanitario hacia Venezuela, pero a mí no me sirve un vuelo humanitario porque yo voy hasta Estados Unidos. Ir a Venezuela implica que me puedan dañar los documentos; me pueden cercenar mis derechos; porque cuando uno llega allá, uno es un traidor a la patria», relata en la frontera la venezolana Marisol Ramírez, de 50 años, quien trabajaba como conserje en Santiago.
«Mi destino es otro, no puedo ir obligada a estar allá a morirme de hambre en Venezuela. Estoy afuera de mi país justamente para eso, para ayudar a mi familia y salir adelante», amplía a la agencia ‘AFP’.
Pero también hay quienes se cansaron de no obtener papeles para poder trabajar de manera legal en Chile y quieren volver a Venezuela, especialmente para reencontrarse con sus familias.
«Nunca he estado preso en mi país y aquí, ¿voy a estar preso por trabajar o simplemente porque uno no tiene papeles? No es lógico. Entonces, decidí irme a Venezuela», asegura Edumar Briceño, de 50 años, quien hace dos que no ve a su esposa ni a su hija que se quedaron en Venezuela.
Avance importante
Desde hace más de dos semanas centenares de migrantes, principalmente venezolanos, se mantienen en la frontera norte tras dejar Chile luego de un endurecimiento en el país de los controles migratorios.
Perú les impide el paso alegando falta de documentación. Este país decretó también el estado de emergencia por 60 días en sus fronteras y ordenó el envío de militares para reforzar la vigilancia y enfrentar la inseguridad asociada a extranjeros, según la presidenta Dina Boluarte.
Chile ya había militarizado su frontera norte, en un intento de controlar el ingreso irregular de migrantes. Adicionalmente, el Congreso aprobó leyes que endurecen el control migratorio, como una que ordena la detención de quien no porte su documentación y otra que extiende el plazo de detención para poder gestionar la expulsión.
Ante el bloqueo de las autoridades peruanas, algunos han cruzado por pasos irregulares hacia la ciudad fronteriza peruana de Tacna y otros se han instalado del lado chileno, en la ciudad de Arica.
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