Luego de haber transcurrido una semana del embargo que perpetró el régimen de Nicolás Maduro al edificio donde operaba el diario El Nacional en Venezuela. La asesora editorial del prestigioso medio de comunicación, Alba Sánchez, criticó la forma violenta como la dictadura chavista tomó por la fuerza las instalaciones del periódico y denunció que la medida forma parte de “una satisfacción personal de Diosdado Cabello”.
Por Marcos Colombo | Infobae
En conversación con Infobae, la periodista señaló que la ejecución arbitraria que llevó a funcionarios de la dictadura a tomar el edificio, responde a una acción personalizada en la que el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello, “se vale de su poder dentro del partido y las instituciones que maneja el régimen, para lograr estos resultados”.
Para Sánchez, no es mera casualidad que la medida personalista llevada a cabo por el número dos del chavismo contra El Nacional se haya realizado el mismo día que Maduro aceptara algunas condiciones dentro de la propuesta de negociación hecha por el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, como parte de su “Plan de Salvación Nacional”.
“Yo creo que le puso plomo en el ala a Maduro o lo anima a que le dé una patada a la mesa de diálogo”, expresó la comunicadora.
Esto último, porque según su criterio, dentro del régimen existen distintas corrientes enfrentadas en las que cada quien tiene su propia cuota de poder y “hacen lo que les da la gana”.
“Dentro de la misma anarquía en la que han convertido al país, Cabello no le consulta a ningún organismo del régimen o del partidos los pasos que va a dar”, dijo Sánchez.
Por lo tanto, para la periodista, la demanda de Cabello contra el medio de comunicación no es para resarcir un “daño moral” como describe la denuncia, sino que busca saciar una ambición personal para quedarse con el edificio y demostrarle al dueño y presidente de El Nacional, Miguel Henrique Otero, que “le quitó todo”.
“Él (Cabello) se puede quedar con lo material, lo que le representen esos millones de dólares que quiere tener, pero la marca de El Nacional no la puede tomar”, sentenció la asesora editorial del periódico.
Además agregó que “hay un daño porque ese edificio es el principal patrimonio material del periódico, pero hay un patrimonio que es inmaterial, como las personas, los archivos, todos los que estamos trabajando desde nuestras casas y que lo vamos a seguir haciendo. Él no se quedó con el El Nacional, él se quedó con un edificio”.
Vale la pena recordar que la arremetida de la dictadura contra el periódico es de larga data, inició durante el gobierno del fallecido Hugo Chávez (1999-2013), quien creó una corporación que monopoliza la importación y venta de papel periódico, dejando a El Nacional por fuera de la adquisición de las divisas para poder comprar el papel, imposibilitando la circulación del diario.
Luego en 2015, Cabello consignó una denuncia contra el periódico y otros medios, tanto nacionales como internacionales por haber replicado un artículo del diario ABC de España que lo vinculaban con el narcotráfico y al denominado Cartel de los Soles.
“Ese juicio nunca iba a llegar a un juez que fuera imparcial, sino a uno que hiciera lo que él (Cabello) le dijera. Además, fue completando los pasos judiciales que había que cumplir, pero detrás de eso, quienes están manejando esa justicia son personas que no tienen ninguna legitimidad y ninguna vergüenza, como tampoco amor por su profesión, porque sentencian según las órdenes de otro”, expresó Sánchez.
Para la periodista, los demás miembros de la dictadura no quedan exculpados de la acción autoritaria que ejecutó Cabello de manera caprichosa contra el periódico, sino que por el contrario, esto evidencia que dentro del chavismo no hay límites cuando se trata de censurar la libertad de expresión.
“Al régimen actual no le interesa para nada ningún medio de comunicación libre, entonces esta satisfacción personal se convierte en algo que beneficia de alguna manera a ese régimen que quiere acabar con la prensa libre, con los medios de comunicación y lo han ido logrando”, lamentó Sánchez.
Más de la mitad de los 134 periódicos que circulaban en Venezuela dejaron de imprimirse, según la ONG Espacio Público, defensora de la libertad de prensa.
Los medios audiovisuales no han sido ajenos a lo que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) tilda de “escalada” contra la libertad de expresión. En 2017 salieron del aire 52 radios y ocho canales de televisión, entre ellos CNN en Español.
Incluso desde 2014, el sitio web de Infobae está censurado en Venezuela por órdenes del régimen, y los ciudadanos en el país no pueden informarse a través del medio.
El Nacional, que llegó a tener 72 páginas en cinco cuerpos y varias revistas, había reducido sus ediciones a 16 páginas y limitado su circulación a cinco días a la semana. Ahorrando papel, el tiraje bajó a unos 5.000 ejemplares diarios frente a los 250.000 que registró en 2014 los fines de semana.
La última edición impresa del diario circuló el viernes 14 de diciembre del 2018. La falta de papel, las presiones políticas y la devastación económica sacaron de la calle a este referente de la prensa venezolana con 75 años de historia.
En la actualidad, El Nacional solo opera como un medio digital, lo cual viene haciendo desde hace cinco años. Sin embargo, esto no ha representado una solución para eludir los constantes ataques de la dictadura, que los oprime para poder desempeñar su trabajo libremente, ya que incluso han llegado al punto de bloquear el acceso de los ciudadanos en el país al sitio web del diario.
“La transición del papel a la web implicó reducción de personal, ya estábamos afectados por el éxodo de periodistas que se habían ido a otros países por problemas de salario, porque no había competitividad, por la hiperinflación, la inseguridad y todos los problemas que hay aquí, como la falta de agua, se va la luz varias veces al día. Pasamos de tener 1.000 empleados a 300 y ahorita una redacción modesta de unos 40 periodistas”, explicó la asesora editorial del medio.
Alba Sánchez criticó la excusa con la que Cabello se ha apoderado del edificio de El Nacional. El número dos del chavismo ha aseverado en varias oportunidades que instalará una universidad para periodistas en las instalaciones del periódico. “El Nacional tiene un edificio sede extraordinario para una universidad. Apenas tenga la sentencia, me dicen dónde firmar para entregar el edificio para la Universidad Internacional de la Comunicación que anunció nuestro presidente Nicolás Maduro”, amenazó Cabello en una oportunidad.
“Está proponiendo hacer una universidad, cuando las universidades están asfixiadas porque no les dan recursos, ¿por qué no les dan recursos a la universidades que ya existen?”, se cuestionó Sánchez, quien además agregó: “¿Van a formar periodistas de qué, que sean serviles, que sean esclavos, que sean propagandistas, propagandistas del chavismo?”.
Desde la llegada del modelo chavista a Venezuela, el ejercicio del periodismo se ha visto cada vez más cercenado por los hostigamientos que emprende con cada vez menos disimulo el régimen socialista en su lucha contra la libertad de expresión. que no pasa solo por silenciar a los medios, sino incluso por atentar contra la propia vida de quienes ejercen el oficio.
“Ejercer el periodismo en Venezuela es peligroso y se nota en la legión de trolls que tienen ellos en redes sociales”, exclamó Sánchez, “Un fotógrafo (de El Nacional) recibió amenazas por ir a tomar unas fotos en la morgue, hace poco una periodista fue al Poliedro de Caracas que había sido habilitado como un centro para atender a pacientes con COVID, armó una nota desde allí y recibió amenazas, aquí hay muchos periodistas detenidos” agregó.
Lo más lamentable es que en el país no existen organismos donde la prensa libre e independiente pueda concretar las denuncias pertinentes para que se hagan las investigaciones que permita a los comunicadores ejercer su derecho al trabajo.
“Aquí no hay ninguna institución en la que se pueda confiar en caso de que te lleven detenido y te hacen lo que le hicieron al concejal Albán que lo lanzaron de un alto piso (…) no tienes ningún recurso que te ampare sino tu propia fortaleza, no tienes ningún tribunal que sea medianamente equilibrado, no hay una Justicia que sea Justa, entonces por supuesto que es un peligro y eso nos hace más vulnerables, ese es el problema de las dictaduras”, dijo.
Sin embargo, a pesar del amedrentamiento que sigue enfrentando uno de los medios más emblemáticos de Venezuela con casi ocho décadas de trabajo, que le han dado un lugar en la historia, convirtiéndolo en una referencia del periodismo en la región; para la asesora editorial “no hay tiempo de llorar”, por lo que siempre le exige a sus redactores que “hay que seguir trabajando” ya que “El Nacional es el periódico de la defensa de la democracia y punto”.
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