Este 1° de mayo en el que se celebró el Día del Trabajador, volvió a tener un sabor agridulce en Venezuela. Aunque este año la fecha coincide con el inicio en el país de un diálogo social auspiciado por la OIT, el sector sindical muestra severas limitaciones. El profesor Héctor Lucena sostiene que es importante que los sindicatos puedan recuperar su autonomía y sin intervenciones estatales ni militares.
La reanudación del diálogo social entre el régimen de Madur, empresas y trabajadores, auspiciado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Venezuela, generó expectativas sobre los resultados que se puedan alcanzar en estos encuentros. La cita de tres días que sostuvieron los representantes de todos los sectores se realizó próxima a la conmemoración del Día del Trabajador, una fecha en la que en el mundo se manifiesta a favor de los derechos laborales y salariales. Pero, en el país se suman las peticiones para la liberación de trabajadores que han sido calificados como presos políticos, con lo cual se evidencia que la libertad sindical es riesgosa y más si se ejerce en empresas estatales manejadas por militares.
En el Foro de Diálogo Social se discutió el Convenio 26 que corresponde a la fijación de salarios, el Convenio 144 que tiene que ver con el diálogo tripartito y el Convenio 87 que habla sobre la libertad sindical. En esta oportunidad se propuso abrir una oficina de la OIT en Venezuela, después de casi 20 años.
«El 1° de mayo es una fecha que permite reflexionar desde el ámbito del movimiento de los trabajadores y de los sindicatos. Sin embargo, el momento para esa reflexión está sometido a muchas e incontables emergencias. Algunos 1 de mayo tienen más significados que otros y este coincide con el foro de diálogo, es una fortuna esta coincidencia», sostuvo Héctor Lucena, profesor de la Universidad de Carabobo e investigador de Estudios del Trabajo en entrevista para TalCual.
Recordó Lucena que este es un proceso que viene desde 2019 y que hasta ahora ha dado algo de frutos. «En ese año, la OIT terminó su informe y lo hizo público para que fuera respondido por el gobierno venezolano. No obstante, las autoridades tardaron tres años para responder o atender estas evaluaciones».
Explicó que «la Comisión de Encuesta de la OIT hizo una investigación sobre Venezuela muy seria, cuya composición era de muy alto nivel», entre ellas liderada por la exmagistrada española María Emilia Casas, quien fue presidenta del Tribunal Constitucional de España. Sus integrantes vinieron al país e hicieron varias consultas con todas las partes e incluso con académicos.
«Hace tres años se esperaba que iba a darse un avance, pero no se esperaba que fuera tan lento. Porque el tiempo para que el gobierno respondiera si aceptaba o no el contenido del informe era de 90 días y se tomaron tres años para hacerlo», acotó Lucena.
—¿Qué expectativas tiene sobre este diálogo tripartito?
—El sector laboral ha asimilado el proceso y el foro de diálogo, y esto puede dar lugar a que las distintas corrientes, por cierto, muy fragmentadas del mundo sindical, se hayan acercado. Los dirigentes sindicales están tan fragmentados como lo están los partidos de oposición y muchos movimientos sociales. Uno de los menos divididos es el sector empresarial, el gobierno intentó hacerlo y no pudo. Fedecámaras se logró compactar.
Es importante que el diálogo ya esté materializándose y es mucha la materia que está por tratarse. Este es un informe de 240 páginas en las cuales se señalan las denuncias por violaciones laborales hechas tanto por el sector empresarial como sindical. Es importante que la población conozca estos planteamientos, que la fragmentación sindical se reduzca, y que el sector empresarial mantenga una relación con el sector sindical que aminore la pugna entre ambos.
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