Con una carta a Nelson Merentes, en ese momento presidente del Banco Central de Venezuela ,el consejero delegado de Cárnicas Joselito, Juan Luis Gómez, confirmaba en 2014 su inversión en el bono de deuda, con el que cobraría 300 millones de dólares actuando como testaferro de Diosdado Cabello.
El empresario de los jamones invirtió 2,5 millones de euros y recorrió medio mundo durante tres años, desde septiembre de 2013 a la primavera de 2016, para dar este pelotazo.
Tras permanecer durante dos meses en Venezuela, en septiembre de 2014 anunció a sus socios españoles que el primer bono ya había sido firmado en Hong Kong.
Se embarcó entonces en la negociación de un segundo bono, con el que esperaba obtener un beneficio económico aún mayor.
Fue entonces cuando, el 8 de octubre de 2014, dirigió a Nelson Merentes una carta reportada por OK Diario. En la misiva confirmó su interés por invertir en el segundo bono y se comprometió a guardar la máxima «confidencialidad» sobre la operación financiera.
En la comunicación, redactada por una abogada, Juan Luis Gómez no ocultó la difícil situación económica que atravesaba en aquel momento su grupo, Cárnicas Joselito. La crisis parece haberse superado tras participar en el negocio del bono venezolano.
El copropietario de Cárnicas Joselito agradeció al presidente del Banco Central de Venezuela «su excelente oferta, que para mí y para mi empresa supone una ayuda inmediata inestimable en los momentos de recesión económica que sufre nuestro país», lo que le hacía sentirse «privilegiado al ser considerado por su oferta persona de confianza, que no dude lo soy y de tal manera responderé».
Por este motivo, solicitó por escrito «la emisión y adquisición de un certificado AU [oro] por importe de 30 millones de euros/dólares»
También, le solicitó a Nelson Merentes que le enviara «las coordinadas bancarias para proceder al ingreso inmediato de ese gasto administrativo inicial del 1% del valor de emisión o valor facial y de ese modo adelantar en la medida de lo posible los días para llevar a buen fin la materialización de la operación».
Es decir, el consejero delegado de Cárnicas Joselito se mostraba dispuesto a hacer un pago de 300.000 euros («el 1% del valor de emisión o valor facial» del bono, dice en su escrito), para garantizarse su participación en el negocio.
Al mismo tiempo, Juan Luis Gómez se comprometió a «guardar el debido siglo y confidencialidad respecto tanto a su oferta como al propio procedimiento, operativa e instrumento, asumiendo cualquier responsabilidad que dicho incumplimiento por mi parte pudiera causarle de no guardar la debida cautela tanto documental como personal y financiera».
Los intermediarios de Diosdado
Utilizando fondos del grupo familiar de empresa, Juan Luis Gómez realizó en un año y medio (entre septiembre de 2013 y mayo de 2015) doce transferencias que suman 1,2 millones de euros para participar en el negocio del bono venezolano como «testaferro» de Diosdado Cabello.
El destino de estas transferencias era una cuenta en CaixaBank cuya titular en la mujer venezolana Verónica Álvarez Álvarez, que había sido quien había aportado al copropietario de Cárnicas Joselito el primer bono de deuda soberana.
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