Mariana González, estudiante de 5º de Bachillerato, es libre por fin. La presión de las madres dentro de Venezuela y de organizaciones internacionales ha torcido el brazo del régimen revolucionario, tras mantener a esta niña de 16 años cuatro meses encarcelada de forma injusta y sometida a torturas. «A ella la maltrataron, le pusieron las costillas moradas, tenía chichones por todos los lados, le arrancaron las pestañas y la pusieron a dormir en un piso de piedras», desveló su madre al portal independiente Efecto Cocuyo.
Por El Mundo
La carta de Mariana, capturada por agentes chavistas el día después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, que sus familiares hicieron pública fue el detonante final que obligó a su excarcelación. La chiquilla confesó que prefería matarse antes de seguir sufriendo. «Tú sabes que yo soy inocente, mami, me siento muy mal, tengo ansiedad y mucha depresión. Van cuatro meses sin estar con ustedes, sin asistir a mis estudios, sin mi vida. Me quitaron todo. En realidad nadie merece esto tan horrible», escribió Mariana, que renglones más abajo desveló que «prefiero morir, a veces quiero hacerme daño a mí misma».
«Mariana fue injustamente encarcelada, no es terrorista. Su liberación es fruto de la presión de su madre, familiares, amigos, organizaciones de la sociedad civil y todos los venezolanos que se conmovieron con cada palabra de esta carta escrita en prisión y condenaron tanta crueldad contra una niña inocente», reaccionó el Comité por la Libertad de los Presos Políticos.
Pese a la excarcelación en noviembre de 160 prisioneros políticos, en las mazmorras chavistas permanecen 1.905 presos, entre los que destacan 42 menores de edad. «El regreso de Mariana González a su hogar con su familia es un alivio entre tanto dolor. Exigimos libertad para todos y poner fin al encierro arbitrario de los detenidos en el contexto postelectoral, quienes hoy sufren las condiciones deplorables de detención», celebró Óscar Murillo, coordinador general de la ONG de derechos humanos Provea.
La excarcelación de Mariana ha dado nuevos bríos a las madres indomables que luchan contra la represión postelectoral desde hace meses. Yeilin Venero, madre de Chelsea Correa, también de 16 años, rompió su silencio para denunciar que a su niña incluso la amenazaron con dispararle una bala en la cabeza.
También estudiante, también detenida el 29 de julio, también inocente, Chelsea permanece encerrada en una situación parecida a Mariana y haciéndose preguntas parecidas, como se constata en una de sus cartas: «Todo el tiempo le pregunto a Dios que por qué a mí si sólo tengo 16 años. No soy mala persona, yo sólo quiero estudiar y estar con mi familia. Si yo no puedo salir para estar contigo en realidad no quiero vivir. Perdóname, mami, no aguantaré otro mes».
Chelsea es una más entre los encarcelados que fue detenida sin ni siquiera participar en una protesta: simplemente pasaba cerca de unos disturbios en el camino de regreso a su casa. Había ido hasta la vivienda de su tío para recoger unas medicinas.
Después llegaron las torturas. «La golpearon, le dijeron que tenía que grabar un vídeo (para acusar a María Corina Machado) y que no iba a volver a ver a su mamá», denunció Venero.
Los familiares de los encarcelados han pedido a la Iglesia Católica que interceda por su liberación para que puedan pasar la Navidad en sus casas.
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