Esos dos hijos de Chávez son Diosdado Cabello y Rafael Ramírez. Estaban, ambos, en la línea de sucesión. En 2012 se les veía a los tres, junto a Nicolás Maduro, en la línea del poder. Primero Maduro, el vicepresidente Ejecutivo; después Ramírez que entonces tenía el poder del dinero en cuanto era el presidente de Petróleos de Venezuela, PDVSA; después Cabello, que era presidente de la Asamblea Nacional.
Lee también: Asfixia, descargas y palizas… el plan terror del usurpador Nicolás Maduro contra los militares
Ahora Ramírez y Cabello no encuentran cómo atacarse. Ramírez no le perdona a Cabello que se haya cuadrado con Maduro, que le haya brindado todo el apoyo y que prácticamente lo haya sostenido en el poder; le cobra que desde la posición de presidente de la Asamblea Nacional Constituyente no haya hecho nada por desalojar a Maduro de la Presidencia; le cobra que no se haya interpuesto ante Maduro y evitara la purga que lo sacó del poder; le cobra que no diga nada sobre la cacería, sobre la persecución que le ha impuesto Maduro. Cabello se cobra la soberbia de Ramírez, la del pasado, cuando controlaba PDVSA; no le perdona que Ramírez conspiró contra él para alejarlo de Chávez; que también se alió al grupo que le metió a Maduro por los ojos a Chávez para que lo escogiera sucesor; que haya pactado con el enemigo y que viva en Italia, o escondido o protegido; le cobra que ande por allí, rumiando odio, y soltando información, soltando datos.
Cabello dice que Rafael Ramírez le mentía a Hugo Chávez. Le mentía con los niveles de producción petrolera. Que en la última reunión celebrada en febrero de 2013, Chávez no le creyó cuando le informó, primero, que la producción de PDVSA era de 3,3 millones de barriles diarios. Diosdado Cabello dice que Chávez lo envió a que averiguara bien, y Ramírez, cómo no iba a saberlo si llevaba una década en el cargo, regresó con otra cifra, 3.010.000 barriles diarios. Ya con la primera cifra, más alta, Chávez y que había expresado: fracasamos. Y con la segunda, y que dijo: ahora no te creo.
Diosdado Cabello, número 2 del régimen de Maduro, le explica aquello a Prensa Latina y a Telesur, y enfatiza que se trata de una primicia para ambos medios, por lo cual, allí hay otro mensaje, el que va dirigido hacia el poder cubano y el que va dirigido a las bases chavistas, a la dirigencia chavista, que desde el exterior, Rafael Ramírez intenta conquistar.
Cabello arrima su propia conclusión. Que es lo peor. Asegura que la verdad es que la producción se encontraba en 2.100.000 barriles. O sea, casi un millón por debajo de lo que informaba Ramírez. Cabello redondea en un millón. El propósito es confirmar que la mentira de Ramírez era del tamaño de un millón de barriles diarios de petróleo. Y para apuntalar que lo que dice es verdad, señala que eso está anotado en los registros de PDVSA y apela como testigo al presidente actual de PDVSA, general Manuel Quevedo, que no se ve en cámara, pero que está allí, pues Cabello lo señala. Concluye que lo anterior formaba parte del saboteo interno e histórico, parte del bloqueo. ¿Y qué se escondía detrás de ese saboteo y ese bloqueo? Cabello señala: “No lo sabemos. Eso lo sabe Rafael Ramírez porque él le mintió al Presidente”. ¿Por qué tenía que mentirle a Chávez en ese momento?, se pregunta. Y señala, que si bien el saboteo abierto es de “ahorita”, el otro saboteo lleva años, promovido por “aquellos que querían apoderarse de la riqueza de Venezuela”.
Lee también: La OEA debatirá este #17Jul las violaciones de DDHH en Venezuela
Diosdado Cabello quiere que Rafael Ramírez pase por mentiroso ante Chávez, y quiere que pase como el responsable inicial del fracaso de PDVSA, que con él comenzó la debacle de PDVSA, quiere que Ramírez, que se vende como un elemento exitoso, obediente de las órdenes de Chávez, que hizo todo lo que Chávez le ordenó, pase como un saboteador, y que pase como alguien que formaba parte de una gran operación que estaba detrás de la riqueza de Venezuela.
Por supuesto, Rafael Ramírez se defiende en un reciente artículo señalando que Diosdado Cabello miente. Que allí están las cifras OPEP. Se supone –porque ahora hay que suponerlo todo- que la producción había cerrado en 2013 en 3.015.000 barriles diarios, según declaración recogida por la agencia EFE a mediados de 2014 cuando Ramírez presentó el balance del año anterior. Y en el artículo en cuestión, presenta un gráfico en el que ubica la producción, al momento de su salida de PDVSA, en ese nivel, y el gráfico va mostrando cómo después, con Eulogio Del Pino, Nelson Martínez y ahora Manuel Quevedo en la presidencia de la empresa, la línea va descendiendo hasta alcanzar los volúmenes de 2019: 750.000 barriles diarios.
Pero entonces viene lo otro. La respuesta política. Ramírez primero dice que a Chávez lo subestiman. O, lo que es lo mismo. Que Cabello subestima a Chávez cuando lo coloca en la posición de no conocer la realidad de PDVSA. Ramírez rechaza que se le coloque en la línea de los saboteadores. Que nunca se ha prestado para atentar contra los intereses del país ni con Chávez ni con Maduro, incluso. Ahora Ramírez ataca y le dice a Cabello que:
Desde la Asamblea Nacional Constituyente ha avalado todo el desastre de Maduro.
Desde el PSUV –partido de gobierno- ha avalado lo que Maduro ha hecho con PDVSA, con la economía.
Maduro lo ha llevado al punto de ser un desleal con sus antiguos compañeros de gobierno.
Maduro lo ha llevado a ser desleal con sus compañeros de armas, caso del general Miguel Rodríguez Torres, secuestrado por el régimen de Maduro.
Apoyando a Maduro busca su propio reacomodo en el “pacto” que negocian Juan Guaidó y Nicolás Maduro.
Rafael Ramírez lo encara a responder que de dónde salieron todos los recursos que sostuvieron los programas sociales de Hugo Chávez. Los recursos que fueron a parar a los ministerios, entre otros, el de Infraestructura, en el que estuvo Cabello. Y los recursos que fueron a parar a la gobernación de Miranda. Y le pregunta, ¿qué hiciste con los recursos? Y la pregunta es pertinente, pues de las gestiones más nefastas que se recuerdan, a pesar del dinero que manejó, la de Cabello en el estado Miranda. Y Ramírez precisa: “Yo podría decir lo que me decía el Comandante Chávez de ti, después que perdiste la gobernación y te hizo a un lado. Pero no lo haré, por respeto a su confianza”. Ramírez vuelve a señalar –lo ha dicho en otras ocasiones- que antes de irse de PDVSA le entregó 45.000 millones de dólares al gobierno de Maduro. Que no sabe qué hicieron con esa cantidad de dinero. Y que ahí comenzó el desastre de la economía. Pero que los que pueden hablar están presos, secuestrados, perseguidos. Señala al poder de cubano –al darle cabida en Prensa Latina a versiones como las de Cabello- de intentar inventarle un tipo de relato épico o de heroicidad a Maduro y al gobierno de Maduro. “No la tiene compañeros. El período de la Revolución Bolivariana que el pueblo cubano recuerda con afecto y solidaridad es el de Chávez. Esto, con Maduro no es una revolución que merezca el apoyo de nuestro noble pueblo”.
Lee también: La máquina de la represión no se detiene: Foro Penal reporta 590 presos políticos en Venezuela
Ramírez coloca a Cabello entre los ambiciosos, corruptos e incapaces que se hicieron con el poder y fracasan por aquello mismo, por ambiciosos e incapaces. Lo coloca entre aquellos que pregonaban el chavismo sin Chávez, una fórmula que cogió cuerpo desde 2002, y que ubicaba a Cabello entre los que la impulsaban, pero que a la luz de hoy resulta que el llamado madurismo es –era- también protagonista de tal corriente. Rescata Ramírez la frase “derecha endógena”, que remite a otro grupo frente al cual se ubicaba a Diosdado Cabello, y que sigue remitiendo a los amigos de él que llegaron a detentar el mando en casi todos los ministerios e instituciones, inclusive en aquellas que controlaban las divisas, y que salieron de la estructura de poder, la gran mayoría, señalados de haberse enriquecido a manos llenas.
Afirma que “Es este sector, el ‘chavismo sin Chávez’, la ‘derecha endógena’, la que asumió el poder con Maduro. Son los que han desmontado, con saña, la obra del gobierno Chavista: la democracia participativa y protagónica, el Poder Popular, PDVSA, las Empresas del Estado, las Misiones, la economía, las instituciones, todo. No quedó nada, y en consecuencia, el país se vino a pique”. Y agrega: “Este grupo de poder, además de tremendamente ambicioso, ha sido muy incapaz y corrupto; por ello, el país se les fue de las manos. Es que nunca pusieron un ladrillo sobre otro en su vida, ni trabajaron, ni tienen la preparación, ni la calidad política o humana. El país se les vino abajo. Todo lo que tocan ‘se seca’”.
Todo lo que tocan se seca conecta con la frase que el general Manuel Cristopher Figuera –el exjefe del Sebin que se le volteó a Maduro- le atribuye a Maduro cuando este quiere enviar la orden de impunidad hacia la familia, por ejemplo, hacia su hijo, Nicolasito Maduro Guerra, incurso en hechos de corrupción. “El que se mete con mi familia se seca”, amenaza Maduro con el fin de parar cualquier investigación.
Lee también: El régimen de Maduro no deja de torturar: ONG denuncia que más de 250 presos políticos han sido torturados
Como se ve, dos pesos pesados del chavismo se acusan. Se señalan. Y mentirosos es lo menos que se llaman. He acuñado esta frase: Nada en el chavismo es mentira porque todo puede ser verdad. Y entre las mentiras, no queda clara la fecha en la que Diosdado Cabello ubica la última reunión de Hugo Chávez “con nosotros”. Habla del 22 de febrero de 2013. O sea, a dos semanas de la muerte. Por testimonios que se han ido revelando con el paso del tiempo, ha cobrado cada vez más fuerza la versión de que Chávez no estaba en condiciones de recibir puntos de cuenta desde diciembre de 2012, mucho menos reaccionar de la forma como Diosdado Cabello ilustra la escena de las cifras. El ex ministro de Economía de Chávez, Jorge Giordani, ha escrito sobre sus condiciones de debilidad, y al mismo tiempo ha denunciado cómo los grupos interesados en el poder establecieron “mecanismos de cooptación” para aislarlo de otros de sus colaboradores, como fue el caso del mismo Giordani. Allí estaban Diosdado Cabello y Ramírez. Se supone que Cabello iba a ser de los primeros en ser purgados con Maduro pero, como dice Rafael Ramírez, prefirió aliarse con aquel, y hasta entregarse a los designios de, palabras de Giordani, una “camarilla que pretende mantenerse en el poder, con unas ansias ilimitadas, cueste lo que le cueste al país”.
Con información de ALnavío