La División de investigación de accidentes marítimos del Departamento de Transporte del Reino Unido (MAIB, por sus siglas en inglés) ha publicado este 16 de julio el reporte final del incidente que involucró a un submarino de propulsión nuclear británico y un ferri de pasajeros.
El barco Stena Superfast VII, con 282 ocupantes, y el submarino casi colisionaron el 6 de noviembre de 2018 en aguas cercanas a la costa escocesa porque «el equipo al mando del sumergible no tomó medidas suficientes» para evitarlo. Este evento «puso a los pasajeros y la tripulación del ferri, así como al submarino y su tripulación, en peligro inmediato», reza el informe.
La colisión fue evitada gracias a las acciones rápidas y efectivas de un oficial de vigilancia de Stena Superfast VII quien «tomó medidas urgentes» para cambiar el rumbo y no chocar con el submarino después de observar que el periscopio del sumergible estaba muy cerca del ferri.
Este «grave riesgo de colisión» surgió porque «el equipo de la sala de control del submarino había subestimado la velocidad del ferri y sobreestimó su alcance». Al mismo tiempo, el informe señala que los datos de la pantalla táctica electrónica de la sala de control del submarino presentaba una imagen de una situación más segura de la que resultó en la realidad, por lo que «las decisiones críticas de seguridad tomadas a bordo del submarino pueden parecer racionales en ese momento».
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