Un serbio de 36 años nacido sin testículos pronto podrá tener hijos gracias a una cirugía de trasplante de un testículo que fue donado por su gemelo idéntico. Se trata de un procedimiento muy raro —el tercero en la historia— que no se realizaba desde hace 40 años, informa el periódico The New York Times.
La operación, que fue ejecutada el pasado 3 de diciembre por un equipo internacional de cirujanos en la ciudad de Belgrado (Serbia), duró seis horas, durante las cuales los especialistas unieron dos arterias y dos venas de menos de dos milímetros de ancho.
La cirugía estaba pensada para dar al receptor unos niveles más estables de testoterona. Antes de la intervención solo podía obtener la hormona masculina mediante inyecciones, pero ahora ya no las necesitará. En cuanto al gemelo donante, que ya tiene hijos, los médicos afirman que su fertilidad no se resentirá tras la cirugía.
Además, dado que los hermanos comparten casi la misma composición genética, el paciente ni siquiera tendrá que tomar inmunosupresores, los cuales normalmente son obligatorios para disminuir el rechazo del organismo ante el trasplante.
Sin embargo, los cirujanos no lograron encontrar el tejido para unir el conducto deferente (que transporta los espermatozoides) con el pene, así que el gemelo receptor no es capaz de engendrar hijos de la manera habitual. Esto podría ser resuelto con una operación adicional. Por ahora, el sujeto puede someterse a la extracción de espermatozoides del testículo (suyo o de su hermano) para la fecundación in vitro.
Problemas éticos
Aunque la ausencia de testículos es una situación extremadamente rara, los expertos indican que el trasplante de este tipo también podría realizarse a personas accidentadas, víctimas de cáncer y hasta personas que quieren cambiar de sexo.
El doctor Branko Bojovic, experto en microcirugía de la Escuela de Medicina Harvard (Boston, Massachusetts), es uno de los médicos que participaron en la operación en Belgrado. El doctor Bojovic también participó en el primer trasplante de pene en EE.UU. practicado en 2016 a un hombre que lo había perdido por cáncer. Según él, actualmente este procedimiento está cobrando cada vez más popularidad.
Bojovic afirmó que tras ese innovador trasplante, recibieron peticiones de personas que se sometían a cirugías de reasignación de sexo sobre si sería posible realizar trasplantes en lugar de las habituales cirugías. «Dicen: ‘Si la inmunosupresión [inhibición de componentes del sistema inmunitario para evitar que el cuerpo rechaze un trasplante] se está volviendo más segura, no quiero usar un gran pedazo de tejido de mi antebrazo, muslo o espalda para algo que se parece a un pene pero no lo es'», afirmó.
El trasplante de testículos, no obstante, plantea interrogantes sobre la ética médica en los casos en que la operación no es de vida o muerte. Otra cuestión que surge es que el receptor podría tener un bebé con el ADN de una persona completamente desconocida o incluso fallecida. En este caso se requeriría que este donante dé su permiso antes de morir o que uno de sus familiares lo haga en su nombre.
«Entonces, ¿de quién sería técnicamente la descendencia?«, preguntó el doctor Dicken Ko, cirujano de trasplantes y profesor de urología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Tufts en Boston. «Suscita mucho debate en la literatura de ética médica», destacó el experto.
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