En un vuelo plagado de fallas humanas y técnicas, un pasajero civil fue ejecutado de forma accidental desde una de las dos butacas del avión de combate Rafale B en Francia. Al mismo tiempo, el sistema de emergencia del asiento del piloto tuvo una falla que permitió mantener al piloto al mando de la aeronave hasta llegar a salvo a la base, así reseñó El Nacional
El pasajero civil de 64 años de edad, formaba parte de una empresa proveedora del ministerio de Defensa de Francia.
La investigación del comité de seguridad de la aviación francesa sobre el incidente reveló que el protocolo de seguridad para la participación de un pasajero sin experiencia en el vuelo de un avión de combate estuvo marcada por diversas fallas, según un artículo publicado por Aerotime Hub.
Este vuelo de bautismo que le obsequiaron los colegas en un caza Rafale B de dos butacas terminó con instrucciones apresuradas. Gran parte de los accesorios, como el casco y la máscara de oxígeno, no estaban ajustados de forma correcta, ya que lo realizó el propio pasajero. Lo mismo ocurrió con las correas de los asientos.
Sin experiencia previa, fue sometido a las enormes presiones de la fuerza G y la carga negativa que provoca el vuelo de un avión caza. Tras el estrés generado por esta situación, el pasajero se aferró a una correa, y sin saber que era el sistema de emergencia activó la expulsión de la butaca. El civil perdió su casco y su máscara de oxígeno, pero logró descender a tierra sin daño alguno.
A su vez, la activación del sistema de seguridad de un asiento en un avión de combate de dos butacas es simultáneo. En este caso, este mecanismo falló y permitió que el piloto se mantuviera en la cabina, con el riesgo latente de que lo impulsaran al exterior en cualquier momento.
Después de aplicar las medidas de seguridad como descargar el tanque de combustible y volar por zonas deshabitadas, el caza de combate Rafale B logró aterrizar en la base aérea. Con el riesgo latente de la expulsión del asiento, el piloto logró retirarse de la cabina y el avión estuvo en observación durante 24 horas hasta que se aseguró el mecanismo de la butaca.
Más allá del incidente que derivó en una falla en el sistema de seguridad, el reporte de las autoridades francesas señaló que el civil nunca tuvo interés en subirse a un caza de combate, y que solo aceptó el agasajo por la presión social que le produjo rechazar la invitación de sus colegas de trabajo.
Con información de El Nacional
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