En 2008, la NASA encargó al experto en fragancias Steven Pearce el desarrollo de un perfume que oliera como lo hace el espacio. El objetivo de la agencia no era precisamente entrar en el negocio de los regalos de Navidad, sino entrenar sensorialmente a los astronautas que van a ir al espacio pero todo, tarde o temprano, acaba llegando al mercado.
La fragancia que Pearce creó se mantuvo como un asunto interno más de la NASA durante años, pero el acta de libertad de información acabó por sacar a la luz la receta de este particular perfume a la luz. Un emprendedor llamado Matt Richmond ha aprovechado la oportunidad para crear Eau de Space Nº1, un perfume que acaba de salir a la venta en Kickstarter y que va a hacerse realidad porque al cierre de este artículo ya lleva mas de 5.600 patrocinadores y 210.000 euros recaudados a falta de 45 días para el fin de la campaña. Los primeros vaporizadores con la fragancia llegarán a sus compradores a finales de este año. La campaña tiene además el aliciente de que, por cada botella de perfume que se venda, la compañía de Matt Richmond enviará otra a escuelas de secundaria afiliadas al programa STEM de formación en ciencia y tecnología. En otras palabras, la campaña también servirá para formar a las nuevas generaciones en cuestiones espaciales, lo que no está nada mal.
Antes de que acudas corriendo a la página de la campaña en Kickstarter a hacerte con tu botellita de Eau de Space Nº1 quizá te convenga saber que el perfume es más una curiosidad científica que algo que vayas a desear ponerte los sábados por la noche. Décadas de viajes espaciales nos han proporcionado una idea bastante correcta de a qué huele el espacio, y no es una fragancia agradable precisamente.
Es imposible oler nada en el vacío del espacio, pero cuando los astronautas vuelven de sus paseos espaciales, las moléculas que forman esta extraña fragancia vuelven con ellos en sus trajes y equipamiento. El astronauta Don Pettit, encargado de abrir y cerrar la escotilla en la Estación Espacial Internacional describía el aroma como algo entre metálico y dulce, un olor similar al que desprende el metal quemado de soldadura.
Otros astronautas coinciden en esta descripción y comparan el olor del espacio a algo entre la carne a la parrilla y el metal caliente. Los hay incluso que añaden notas de pólvora quemada, frutos rojos y ron. Puede que echándote Eau de Space Nº1 no vayas a oler de maravilla, pero desde luego es algo como para iniciar una conversación. Si una persona se te acerca y sin que le digas nada te dice: “hueles al espacio” no la dejes escapar… o dúchate. Probablemente ambas cosas.
Con información de Kickstarter vía IFL Science
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.