Un grupo de empresarios petroleros de Venezuela ha propuesto públicamente una solución inmediata para aplacar la aún vigente escasez de gasolina: la instalación de “mini refinerías”.
Por Gustavo Ocando Alex / VOA Noticias
Venezuela es la nación con más reservas petroleras del mundo, pero atraviesa su peor período de insuficiencia de combustible en décadas.
La carencia se hizo patente en marzo, cuando la mayoría de las estaciones de servicio cerró por falta de inventario y el gobierno en disputa de Nicolás Maduro racionó la poca gasolina disponible en la pandemia.
El colapso de su producción petrolera, las sanciones económicas de Estados Unidos y el desplome de su economía desde 2013 llevaron a Venezuela a depender de la importación de gasolina, bajo el riesgo de penalidades internacionales para los involucrados.
Ante la consulta sobre sus iniciativas para zanjar la crisis de combustible, el capítulo zuliano de la Cámara Petrolera de Venezuela remitió a la Voz de América un resumen ejecutivo donde plantea al gobierno en disputa modificar la ley sobre el mercado interno de combustible e instalar “pequeños módulos de refinación” que servirían para surtir de gasolina a cuatro de los 23 estados del país: Zulia, Táchira, Mérida y Trujillo.
“Con el objetivo de cubrir en el menor tiempo posible el actual déficit de gasolina y diésel automotriz, se propone la instalación de mini refinerías modularizadas. Es la solución más idónea y rápida de implementar para cubrir dichos requerimientos”, indica el documento.
En el mundo petrolero, se conoce como mini refinerías a aquellos complejos capaces de refinar hasta 50.000 barriles de crudo por día. Sus proveedores las ofrecen como una solución “rápida y relativamente simple” para áreas aisladas o remotas.
El costo de una mini refinería de 20.000 barriles al día ronda los 350 millones de dólares. En Dakota del Norte, Estados Unidos, se instaló una en 2018. Son comunes en países y zonas geográficas como Kurdistán, Indonesia, África Occidental y Siberia Occidental.
El presidente de la cámara petrolera zuliana, César David Parra, resaltó en sus apuntes, hace dos meses, que la dependencia de cabotaje o transporte en barcos del combustible desde el Complejo Refinador de Paraguaná, en el vecino estado Falcón, es “una debilidad”.
La Cámara Petrolera del Zulia, el estado más poblado de Venezuela, con 3,5 millones de habitantes, explica que las “mini refinerías” enfatizarían su producción de gasolina de 91 octanos y diésel. También, tendrían capacidad de generar kerosene y residual o fuel oil.
La región tuvo unidades similares en el siglo pasado, recuerda la organización. La más grande es la de Bajo Grande, que hasta 1987 procesó 57.000 barriles de crudo al día.
Las “mini refinerías modularizadas” podrían ubicarse donde se instalaron entre 1917 y 1987: en Bajo Grande, municipio San Francisco; Cabimas, Ulé o Mene Grande, en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, rica en reservas petroleras y con acceso al mar Caribe.
“Sería el sitio idóneo porque cuentan con sitio permisado, servicios auxiliares, facilidades de recepción de crudo y almacenamiento de productos refinados y requeridos para la mezcla de gasolina; centros de distribución de productos o llenaderos”, precisa la propuesta.
La Cámara Petrólera espera que su idea logre la refinación de 20.000 de los 50.000 barriles de gasolina al día que requieren las regiones de Zulia y los Andes venezolanos.
Al gobierno en disputa, pide garantizar “segregaciones de crudo ligero” para la refinación. La inversión económica provendría de los sectores privados involucrados, pero también prevén el financiamiento de “instituciones multilaterales”.
Carlos Mendoza Potellá, experto petrolero y asesor del Banco Central de Venezuela, aprecia la buena voluntad de la cámara petrolera, pero valora que la inversión de tiempo y recursos debe centrarse en recomponer la capacidad de refinación ya instalada.
“El país tiene una capacidad de un millón 300.000 barriles diarios. Las refinerías están detenidas por falta de mantenimiento y, algunas, por falta de piezas claves pequeñas. Es una dispersión de recursos innecesaria”, expresó a la VOA.
Venezuela tiene cinco refinerías, cuya operatividad colapsó en años recientes. El chavismo culpa de ello al “bloqueo” estadounidense y la oposición lo atribuye a la corrupción y la ineficiencia gubernamental.
El Centro de Refinación de Paraguaná, en Falcón, es considerado el más grande de Latinoamérica gracias a su capacidad de procesar 955.000 barriles de crudo al día.
Las unidades de Puerto La Cruz, estado Sucre, y El Palito, Carabobo, pueden refinar 187.000 y 140.000 barriles por jornada, respectivamente.
El gobierno madurista, mientras, recurre a aliados ideológicos para paliar la crisis. Cinco buques tanqueros de Irán atracaron hace un mes en tres refinerías venezolanas con 1,5 millones de barriles o 200 millones de litros de gasolina, encargados por el madurismo.
Los delegados iraníes transportaron a Venezuela 300.000 barriles de aditivos para la reactivación del centro refinador de Falcón, según informó el ministerio de energía del país.
El gobierno interino de Juan Guaidó no incluye las “mini refinerías” en su Plan País, una serie de iniciativas que nacieron de recomendaciones de expertos y consultas con la comunidad internacional aliada de la oposición para sacar al país de sus crisis integral.
Elías Matta, diputado y presidente de la comisión de Energía del Parlamento, indicó este mes que existe un plan de contingencia para reabastecer al país en solo 12 días con 14 tanqueros de la empresa venezolana Citgo, en caso de una transición.
La Cámara Petrolera incluyó entre sus sugerencias para zanjar la crisis de combustible otra alternativa: que el poder ejecutivo de Maduro permita a los empresarios importar gasolina.
“Para atender la emergencia del sector primario de alimentación de los estados fronterizos de Táchira y Zulia, (que se permita) traer ‘vía gandolas’ desde Colombia, importador neto de gasolina, y/o a través de barcos por varias fuentes externas privadas”, dice la petición.
El presidente en disputa decretó en mayo el aumento del combustible subsidiado. Lo elevó de uno a 5.000 bolívares por litro -menos que un céntimo de dólar-.
Activó además la modalidad de precios “premium” en al menos 200 estaciones de servicio de Venezuela, donde el litro de gasolina se cobra a 0,5 dólares o cerca de 100.000 bolívares.
Al subir el precio de la gasolina y anunciar las estaciones de servicio “premium”, Maduro pareció aceptar la propuesta pública de la Cámara Petrolera zuliana.
“Serán gestionadas por empresarios privados que están trayendo su gasolina, es la nueva modalidad que surgió ahora. La crisis siempre crea nuevas oportunidades y le abrí la compuerta”, dijo entonces Maduro.
No precisó a quién autorizó para la importación ni los eventuales proveedores del combustible. Fuentes de las estaciones de servicio “premium” en Maracaibo negaron a la VOA que la gasolina que venden sea distinta a la despachada por la estatal PDVSA.
“La envía Petróleos de Venezuela y se le paga a ellos en bolívares, según la tasa de cambio oficial del Banco Central de Venezuela”, dijo el administrador de una de las gasolineras, que pidió proteger su identidad por temor a represalias.
Esta semana, se conoció que existen estaciones de servicio cerradas por falta de gasolina en zonas del oriente y el occidente de Venezuela.
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