La venezolana Pamella Gallipoli relata en primera persona su experiencia en la isla de La Palma, en España, tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja cuya lava ha arrasado con cientos de casas y ha dejado los terrenos impracticables.
Por Antoni Belchi | VOA
Pamella Gallipoli hace seis años que abandonó su Venezuela natal huyendo de la grave situación económica y social que se vivía en el país en busca de una vida mejor.
Logró instalarse en la isla española de La Palma, en el archipiélago canario, y aquí ha podido establecerse y formar una familia junto a su pareja y sus dos hijos.
Lo que ella nunca hubiese imaginado es que este paraíso terrenal, con buen tiempo todo el año y un paisaje de ensueño, se tornaría en una pesadilla para muchos palmeros. Y es que desde hace diez días, ella y su familia son parte de los más de 6.000 evacuados a consecuencia de la erupción del volcán del Parque Natural de Cumbre Vieja.
En una entrevista con la Voz de América, admite que está viviendo estos momentos “con muchos nervios” e “incertidumbre” por lo que pueda pasar a partir de ahora.
“Todavía no sé sabe qué es lo que va a pasar con el volcán porque desde que empezó la erupción a mí me evacuaron de casa. Y por ahora no puedo volver porque (mi casa) está en la zona de riesgo, estamos cerca de Todoque, que fue el pueblo por donde pasó la lava, y por prevención a los gases tóxicos y las cenizas no nos dejan estar ahí”, explica la joven de 31 años que trabaja en un hotel de la isla.
– Un cambio radical –
Su vida cambió repentinamente el pasado el 19 de setiembre alrededor de las tres y media de la tarde, hora canaria, cuando después de registrarse más de 25.000 terremotos en la última semana, el volcán sacó toda su furia con una enorme humareda de color negro y, poco después, empezó a expulsar lava y rocas.
“Escuché a mi vecina gritando: Sal que ya explotó el volcán. Cuando salgo de la casa, me pongo frente a ella con la montaña atrás, se ve el humo y el sonido que hace el volcán”, relató Gallipoli.
Las autoridades habían preparado a la población ante la posible erupción del volcán. No sabían exactamente cuándo iba a pasar y qué zona podría quedar afectada. Así que el plan de prevención funcionó exitosamente porque, hasta el momento, no se ha reportado ninguna víctima mortal.
“Ya sabíamos que en cualquier momento podría pasar. Pero ellos (los expertos vulcanólogos) no lo tenían claro por dónde iba a salir esa boca del volcán. Nos habían recomendado que preparásemos una maleta porque en las últimas semanas se habían sentido varios sismos fuertes”, explicó Gallipoli.
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