Los venezolanos están sobreviviendo a una catástrofe económica que los enfrenta cara a cara con el hambre y la pobreza y es que una moneda devaluada y debilitada producto de la inflación y la poca producción nacional, impiden que los ciudadanos tengan acceso a productos de la canasta básica cuyos precios superan por creces el salario integral de un trabajador promedio.
María B. Jordán | La Prensa de Lara
Tal es el caso de la carne y el pollo, dos rubros de suma importancia en la dieta diaria, pero que producto de su alto precio en el mercado, dejaron de ser incluidos en la lista de muchas familias que limitan su alimentación a carbohidratos y granos.
Un kilo de carne se cotiza en el mercado larense en 6 millones 500 mil bolívares, una cifra exagerada frente al salario mínimo que se ubica en 1 millón 200 mil. El pollo, por su parte, cuesta 4 millones de bolívares el kilo.
El economista Naudy Pereira, explicó que Venezuela enfrenta un fenómeno nunca antes visto, que trata de una moneda devaluada frente al dólar paralelo que cotiza dos veces al día, a cuyo problema se suma que la casi nula producción nacional de rubros alimenticios da paso a la importación de productos que al consumidor final se les hace difícil poder adquirir por sus elevados precios.
«La gente cada día compra menos porque sigue ganando la misma cantidad de dinero» dijo el economista, mencionando que quien gane un sueldo mínimo prácticamente no compra nada.
Para ejemplificar su planteamiento, Pereira hace una comparación de dos productos que no faltaban en las mesas de los venezolanos, se trata de la harina PAN, cuyo precio es de Bs. 2.100.000 y las caraotas que cuestan 4 millones el kilo. La crisis ha sido tan severa que los venezolanos se ven obligados a buscar opciones más económicas pero de dudosa procedencia, como por ejemplo harinas artesanales, o han elevado el consumo de otros granos como frijoles.
Larenses consultados alegan que la cotización del dólar ha sido un factor negativo para la economía, pues los alimentos suben de precio cada vez que la moneda estadounidense se dispara, pero cuando el billete verde baja de precio, los rubros alimenticios mantienen la misma cifra. Comerciantes alegan que deben manejar sus estructuras de costos en base a los movimientos del dólar para evitar registrar pérdidas y descapitalizarse cuando repongan los inventarios.
«Todo esta muy caro, se consigue la comida y todos los rubros pero ya no se puede comprar como antes. Si compro carne no puedo comprar víveres, las verduras y frutas se llevan limitadas» dijo Neomar Timaure, quien aseguró que adquiere hasta donde el bolsillo se adapte, pues los precios a diario van en aumento.
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