Son muchos los jóvenes venezolanos que abandonan sus estudios por diferentes causas, pero la mayoría lo hace por falta de recursos económicos y se ven obligados a trabajar para cubrir los gastos básicos de la familia, como alimentación y salud.
Shirley Gómez | Radio Fe y Alegría Noticias
Alexeiev Ramos, un joven indígena del pueblo Warao, autóctono de Delta Amacuro, es uno de esos chicos que se encuentran en esa lista de estudiantes.
Como él mismo lo dijo, mientras nos hablaba un poco sobre su vida, siente que su historia comenzó cuando sus padres se mudaron a la ciudad de Tucupita, capital de la entidad.
“Mis padres se vinieron del Bajo Delta para buscar una mejor vida en Tucupita. Aquí cursé el preescolar y la primaria, pero cuando comencé a estudiar el primer año, en un liceo público, debí abandonar porque cada vez era menos lo que había para comer en la casa y no había dinero para comprar las cosas que necesitaba para seguir estudiando, fue cuando le dije a mis padres que dejaría los estudios”.
Esta parte de su vida la comentó Alexeiev mientras caminábamos por el malecón Manamo en la ciudad de Tucupita, con lágrimas en sus ojos.
Una dura decisión debió tomar pero no tenía otra opción. Sin embargo, la buena ventura llegaría unos años después para retomar sus estudios.
Nos contó que en su casa viven 8 personas y trabaja desde el más pequeño hasta el más grande. “Mi hermano más pequeño, que tiene 15 años, también trabaja en un comercio asiático, todos aportamos para poder sobrevivir. Aquí en Tucupita la vida está muy deteriorada y las familias se ven obligadas a eso”.
Trabaja en la radio y también estudia
Cuando cumplió los 19 años, comenzó a trabajar en Radio Fe y Alegría Tucupita, como editor de videos. “Eso es algo que me gusta mucho y como me destaco, me emplearon y comencé a tener un pequeño sueldo que ayudaba a los gastos del hogar. Mi familia y compañeros me apoyan mucho, sin esa motivación estuviera vagando por las calles de Tucupita, porque los chamos dejan los estudios y se la pasan deambulando. Luego conocí a los profesores y me animaron a seguir estudiando y aquí estoy casi terminado mis estudios”, relató.
Nos explicó que cuando su padre murió en el año 2019, retomó sus estudios gracias a la gente de Fe y Alegría. Ya cursa el 7mo. semestre en la mención de Informática.
Enfatizó que la situación económica y social que viven los deltanos es bastante complicada. “Cuando iba al CCA (centro comunitario de aprendizaje) en muchas ocasiones lo hice sin comer y fue fuerte, pero también hubo momentos que era yo quien compartía con otros compañeros que no tenían comida”, nos dijo esto entre sonrisas.
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