La paralización de Fundavene ha significado que al menos 960 personas no han podido acceder a trasplantes durante los cuatro años de paralización de actividades de la institución.
Por lo menos 10 niños del servicio de nefrología del hospital JM de los Ríos, en Caracas, han fallecido a la espera de un trasplante, denunció la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (ONTV), que recordó que ya han pasado cuatro años desde que la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Célula (Fundavene) suspendió «temporalmente» sus servicios debido a las precarias condiciones que ya tenían los hospitales venezolanos para 2017. Esto sin contabilizar otras muertes registradas en las regiones del país.
Lucila Velutini, integrante de la directiva de la asociación, comentó que el 60% de los niños que está en lista aguardando por un donante no tendría que «pasara por estos momentos» si el sistema anteriormente mencionando estuviese funcionando. De hecho, señaló que podría haberse evitado la muerte de Niurka Camacho, la adolescente de 15 años que falleció este 4 de agosto por insuficiencia renal crónica, de haber contado con la oportunidad de hacerse una replantación.
Añadió que fue conmovedor el discurso de Niurka ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el pasado 30 de junio durante una audiencia sobre el derecho a la salud de los niños, niñas y adolescentes en Venezuela, y resaltó que además ilustró lo que a diario viven los niños con este tipo de enfermedades en los centros hospitalarios de Venezuela.
“He visto muchos compañeros falleciendo a la espera de un trasplante. Es difícil para mí porque yo no quiero que a mí me pase lo mismo por esperar un trasplante», fueron las palabras de Camacho en aquel entonces, cuando tuvo su intervención.
A un día de su muerte, el organismo internacional urgió al Estado venezolano a reactivar los programas de donación y trasplante de órganos, para garantizar la vida de la población infantil afectada, haciendo uso de la cooperación internacional y todos los recursos necesarios para ello.
Durante una entrevista cono Shirley Varnagy, Velutini reiteró la importancia de que se habilite un centro piloto de trasplantes «con laboratorios clínicos, rayos X y banco de sangre dentro del hospital, dos quirófanos, incluyendo una dotación de medicamentos inductores e inmunosupresores, para que una vez que se logre el milagro de la vida no se pierda por falta de los inmunosupresores».
Para mayo de 2020, la también encargada de relaciones institucionales de la ONTV aseguraba que cerca del 10% de los pacientes que esperaban por un donante de órgano en el país estaban listos para ser trasplantados si la organización encargada de coordinar las donaciones estuviese cumpliendo sus operaciones.
Actualmente, según explicó, la única esperanza son los trasplantes de vivo a vivo, siendo un posible donante incluso un familiar de hasta quinto grado de consanguinidad. Pero este procedimiento, detalló, sólo puede hacerse en clínicas privadas, donde este tipo de intervenciones cuestan alrededor de 80.000 dólares, un precio inalcanzable para cualquier familia promedio venezolana.
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