En el municipio Valdez del estado Sucre el hambre, la precariedad económica, la desnutrición y la ausencia de servicios públicos campean. Pero además la violencia se ha instaurado debido a bandas que controlan toda la zona. Salir de Güiria hacia fronteras terrestres es caro, tortuoso y largo. Cruzar el mar hacia Trinidad es más viable para la mayoría, aunque hacerlo sea retar a la muerte.
La precariedad, el hambre y el peligro están a la orden del día en Güiria, estado Sucre, uno de los últimos pueblos costeros al oriente de Venezuela. Es un territorio sin ley en el que las autoridades voltean la mirada ante la actuación de grupos violentos y de mafias dedicadas a la trata de personas y el narcotráfico. No hay trabajo y tampoco condiciones mínimas de vida. Es un sálvense quien pueda del que su propio gentilicio busca huir aún poniendo su vida en riesgo.
Luisa Stee, hermana de Anabelle Aguilera, desaparecida en 2019 tras zarpar en el bote Jhonailys José con destino a Trinidad y Tobago, dice a TalCual que todos quieren salir de Güiria porque la situación es crítica. Recalca que es más poderoso el miedo a no tener qué comer que la incertidumbre que genera desconocer si llegarán o no al destino.
«El que ve la oportunidad de salir de Güiria a Trinidad lo hace pese al riesgo. Todos saben lo que pasó en 2019, pero todos asumen el riesgo porque no es fácil acostar a un hijo con el estomago vacío o verlo llorar porque se quema los pies por no tener zapatos en buenas condiciones», afirma.
Stee explica que en el pueblo no hay fuente de trabajo, por lo que la gente vive solo del campo y de la pesca, y se hace difícil costearse los gastos personales e incluso las necesidades alimentarias. Sumado a eso, se percibe con bastante agudeza el colapso de los servicios básicos. Hay sectores en Güiria donde el gas puede demorar en llegar hasta seis meses, el servicio de agua no es regular y la luz eléctrica es deficiente.
El director de la ONG Cáritas ubicada en la ciudad de Carúpano, estado Sucre, Jesús Villarroel, afirmó en una entrevista radiofónica en Onda esa parte del estado Sucre es «una zona de trata, de trafico de droga, de cobre, está dominada por bandas delincuenciales. Es una zona difícil, de mucha precariedad económica, hay escasez de gas, de alimentos. Aquí vivimos situaciones dramáticas donde las personas toman decisiones de migrar con un mar violento, una travesía que es peligrosa y no cuentan los peñeros con la medidas de seguridad para llevar a cabo los viajes».
El padre Jesús Villarroel denunció además que una de las causas que afecta la zona es la desnutrición infantil en menores de cinco años, lo que a su juicio denota que no hay alimento para la población. A eso se le suma que no hay empleos y que muchos niños son dejados con sus abuelos porque sus padres partieron a Trinidad y Tobago para trabajar. También que Güiria está desprovista de servicios públicos como agua potable, gas doméstico y gasolina.
La muerte en tierra firme
Advierte además que la delincuencia se ha apoderado de ese territorio y la violencia se ha desatado en las narices de las autoridades, tanto municipales como estadales. Relata que en la zona asesinan a personas a plena luz del día o cerca de módulos policiales y nadie hace nada. Hace dos meses un allegado salió a pescar y lo encontraron apuñalado, pero nunca se hizo nada.
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