Este año 2020 los venezolanos comenzaron a ingeniarselas para solventar la problemática del gas doméstico y evitar la deforestación de árboles. Iniciaron con inteligencia y habilidad, la confección de cocinas a gasoil.
Karley Duran| La Prensa de Lara
Diversos mecánicos y herreros con material de reciclaje diseñan estas cocinas de dos y hasta cuatro hornillas y, aunque varios han hecho de esto un negocio y las ofertan entre $30 y $70, otros sólo han optado por crearlas para su propio hogar.
Existen comunidades en el municipio Boconó de la entidad trujillana que carecen de GLP desde hace más de dos meses y por eso en vez de leña hacen estas cocinas bien prácticas, parecidas a las de gas.
Las primeras cocinas a kerosene llegaron a Trujillo a finales de 1930, en el siglo XX y posiblemente fue a Boconó donde se introdujo la primera en 1937 gracias a la iniciativa de José Antonio Daboin.
De acuerdo a las reseñas del libro «Boconó como Pretexto», ponencia del doctor Rafael Cartai, profesor de economía de la ULA, revela que más tarde, en 1940, arribó la primera cocina a gas marca Shellane a Boconó, según estimonio de José María Baptista (1966).
De esta manera, los boconeses retoman después de un siglo la utilización de cocinas artesanales, no de kerosene sino de gasoil, combustible que actualmente se expende más que la gasolina en Trujillo y Venezuela.
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