La oposición venezolana vive un momento complicado en medio de la pandemia sin capacidad de movilizarse y ejercer presión interna. Según Virtuoso, debe asumir el cambio político como un proceso
El rector de la Universidad Católica Andrés Bello, abre un conversatorio sobre la realidad nacional y comenta sus pareceres frente a la coyuntura política en medio del especial escenario que se sirve. El encuentro se produce como se estila en tiempos de coronavirus: En línea.
Con la humildad que se empeña en esconder el bagaje que le da ser graduado en Ciencias Políticas y doctor en Historia, el sacerdote de la Compañía de Jesús dedica parte del encuentro a contestar algunas interrogantes que le planteamos.
“El reto de la oposición en este momento es reacomodar su tablero de juego. Creo que en este momento se hace evidente el tema de la desconexión que efectivamente hay con la sociedad venezolana”, afirma la voz que refleja al analista de la coyuntura.
Explica que esta situación de los adversarios de Maduro “tiene que ver con haber dejado a la sociedad como espectadora y poner el cambio político en variables externas por encima de lo que es la propia acción de la gente”.
Señala que esta ha sido una preocupación compartida por varios sectores y señala que es urgente “colocar la crisis de la gente, la emergencia social como el principal problema al que hay que darle respuesta política. Poner la política en función de las necesidades de la gente”.
El rector indica que “esto implica desde el cambio del discurso, hasta buscar las formas para poder buscar y encontrar fórmulas de entendimiento con el Gobierno. Siento que en este momento no hay capacidad para decirle a Maduro tu te vas y vamos a formar el Gobierno de emergencia nacional. Yo no creo que la oposición en este momento tenga fuerza para eso”.
En este momento de su exposición se detiene y afirma: “La oposición sí puede reclamar que se le dé el lugar legítimo que tiene la Asamblea Nacional como espacio de negociación de políticas públicas y sí puede exigir que se le reconozca en ese sentido. Puede exigir que es necesario ir a las elecciones con condiciones necesarias para mantener un espacio político fundamental a favor de la búsqueda de posibilidades de cambio”.
Para procurar acciones concretas en favor de la población indica que, con un parlamento renovado se pueden efectuar diálogos con organismos internacionales y con el resto de los Estados “para buscar financiamiento para las necesidades sociales y económicas urgentes que tiene la población, porque se garantiza el control de ese ejercicio. Pero hace falta efectivamente dar condiciones para eso”.
Aclara también que avanzar en este sentido no implica abandonar la perspectiva de “un cambio político mayor. Me parece que en este momento hace falta ajustar las expectativas y ajustar las estrategias de lucha a objetivos concretos y posibles”.
“¿Qué hace falta para eso?”, se pregunta asumiendo que es el interrogante de quienes somos sus interlocutores y contesta: “Una gran unidad para la estrategia e incluso saber y ser capaces aguantar los ataques de otros sectores que van decir que eso es colaborar con el madurismo, con el gobierno usurpador y habrá que tener una argumentos para eso”.
Al formularle la pregunta le hicimos la acotación de que la protesta social no tiene la orientación de salir del gobierno y se enfoca en el reclamo de las necesidades insatisfechas de la población.
“La oposición puede tener un discurso social. La protesta es porque no hay electricidad ni agua. Si la oposición es capaz de desarrollar una estrategia política destinada a responder a la protesta de la gente, puede trabajar el plano institucional para crear las condiciones, pero por otra tener un discurso que movilice a esta gente y esa protesta que existe.
En su planteamiento de “reajuste del tablero” señala que debe existir una autocrítica y los dirigentes de la oposición asumir que “la estrategia planteada hasta ahora no ha dado resultado. Por diversas situaciones”.
Sin categorizarla taxativamente de esta forma, Virtuoso hace referencia al cariz cortoplacista de la estrategia opositora y plantea que deben proyectarse acciones de más largo plazo.
“Es una estrategia que por diversas situaciones por las circunstancias no ha dado resultado. la oposición debe replantearse las cosas a más largo plazo. Necesita retomar el juego político interno vinculándose con la gente y este escenario de emergencia social pudiera servir para ello”, afirma.
Una nueva negociación
Al abordar el tema de la posibilidad de negociar el rector de la UCAB advierte que los esquemas usados ya no son efectivos.
“Ese esquema donde tu sientas en la mesa a dos actores que están dispuestos a pasarse a cuchillo el uno al otro, sin que se haya preparado el clima no dio resultado. hay que ensayar nuevas fórmulas de negociación”, afirma tajantemente.
Ante las trabas que han surgido indica que hay que pensar en etapas previas e incluso pasearse por la posibilidad de que exista un actor que prepare la negociación.
Plantea la posibilidad de que un grupo conformado por distintos sectores de la sociedad que vayan consttruyendo puentes antes de que los actores se sienten. “Un grupo que pueda acercarse al Gobierno y a la oposición y que puedan construir esa agenda y relación teniendo en cuenta también actores internacionales”.
Indica que deben verse los objetivos porque una negociación “todo o nada, no sirve”.
Finalmente reitera el problema que significa la enfermedad cortoplacista de la clase política venezolana.
“La oposición debe recentrar el juego político. La posibilidad de repensar la negociación y cuáles sería los actores. Esto implica pensar que la estrategia para la transición política en Venezuela debe verse como un proceso por etapas. Ha hecho mucho daño pensar en algo que se de rápido de inmediato. Esto hay que pensarlo como un proceso que se va desarrollando”, dijo finalmente el Padre Virtuoso.
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