De 34 servicios que tiene el JM de los Ríos siguen funcionando 31, cifra que pudiera hacer pensar a cualquiera que la crisis no ha golpeado tan fuerte este centro de salud. Pero lo cierto es que no existe una sola unidad que trabaje al 100%, donde los equipos no fallen y el personal esté completo.
“Me siento impotente con las manos atadas”. Así describe su situación Yosibel Hurtado al hablar sobre lo que le ha tocado vivir debido a la crisis hospitalaria y a la falta de respuestas ante el deterioro sostenido de la salud de su hijo, Jean Carlos Noriega, de 18 años, quien en 2015 fue diagnosticado con aplasia medular severa, una enfermedad caracterizada por la drástica diminución de la cantidad de glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
Su diagnóstico se dio hace seis años en el hospital infantil José Manuel de los Ríos, centro que por años fue referencia mundial en la atención médica a los niños, niñas y adolescentes. En su natal pueblo de Carúpano, estado Sucre, los médicos no supieron dar a Yosibel una respuesta a los problemas de salud que comenzaba a presentar su hijo, decisión que la motivó a trasladarse hasta Caracas.
Desde el momento que conoció lo que tenía, Jean Carlos pasó a formar parte de los pacientes que asistían con frecuencia al servicio de hematología de este hospital. Su madre fue informada de que solo un trasplante de médula ósea lograría hacer que esta enfermedad desapareciera.
La única posibilidad de realizarse un trasplante de médula en Venezuela es entre hermanos o familiares compatibles, pero este no es su caso. “Mi hijo no tiene hermanos, por eso estamos esperando que reactive el convenio con Italia y poder ir allá a realizarse su trasplante”, aseguró.
“Nosotros estamos en la lista, quedamos pendientes con la salida que había a Italia, pero con esta pandemia todo se retrocedió”, explicó Yosibel Hurtado al aclarar que el nombre de Jean Carlos Noriega forma parte de una lista integrada por más de 30 niños, niñas y adolescentes que requieren un trasplante de médula ósea.
En una oportunidad le avisaron que en España había un posible donante para su hijo, algo que como madre la emocionó. Por un momento pensó que había llegado la oportunidad. Sin embargo, la alegría duró poco: cuando llegó el covid-19 la crisis sanitaria se agudizó, se paralizó cualquier intento por solventar la crisis de los pacientes con enfermedades crónicas.
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