Al menos 1.200 niños y adolescentes venezolanos residenciados en Gran Sabana, estado Bolívar estudian en escuelas en Pacaraima, Brasil y depende de las comunicaciones para continuar el proceso de formación durante la cuarentena.
El toque de queda decretado el 20 de mayo, solo los incomunica más. Como en casi toda Venezuela, el Internet ABA de Cantv prácticamente no funciona. En cuanto a las señales móviles, apenas funciona Movilnet, en algunas zonas Movistar, y Digitel es nulo. La mayoría recurre a conexiones con Wifi brasilero para mantenerse comunicados.
«Los que tenemos Internet brasilero cumplimos con las actividades. Hay otros que tienen Internet ABA y no les da ni para que la página les abra, y menos los que tratan con los datos de las diferentes empresas de telefonía móvil porque ni siquiera hay señal de teléfono» explicó Francys Rodríguez, una madre que tiene a sus hijos estudiando en el liceo militar Cicero Vieira Neto, en Pacaraima.
Los profesores en Pacaraima comprenden perfectamente la situación de las comunicaciones en Venezuela y dan oportunidad de prórroga para la entrega de tareas. «Han sido flexibles con algunos alumnos», sostuvo.
El estrés por lo que implican en sí las fallas de comunicaciones telefónicas y de Internet, no solo estresa a padres y representantes, sus hijos ahora sienten también la presión de continuar sus estudios bajo estos obstáculos.
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Ellos al principio felices porque no había clases, pero ya están preocupados y extrañan ir al colegio y su vida normal», comentó.
Los que no tienen acceso a wifi brasilero buscan viviendas y negocios que les puedan facilitar la conexión, pero el toque de queda, de 4:00 p. m. a 10:00 a. m., más el repunte de casos importados y por contacto con viajeros internacionales que se concentran en Santa Elena de Uairén dificulta esa opción.
¿Por qué estudian en Brasil?
A pesar de tener que manejar un idioma diferente, el portugués, con lo que se han adaptado; el español es una de las materias en las escuelas de Brasil. Esos más de 1000 venezolanos antes de la cuarentena viajaban diariamente hasta Pacaraima para sus clases.
Algunos padres consideran que las escuelas brasileras ofrecen beneficios de los que carecen las instituciones en Venezuela, como orientación educativa, psicopedagogía, salud y ayudas económicas por rendimiento académico.
Indira Cancino inscribió a su hijo en un plantel en Brasil. Lo hizo por la desmotivación que observó en él mientras estudiaba en una escuela pública de Gran Sabana, ya que a veces ni las tareas le revisaban. Consideraba importante todas las evaluaciones que se dan luego de las clases en la escuela en Pacaraima, además de evitarse los paros de educadores. El hijo de Cancino recientemente se graduó.
Esta es la segunda vez que venezolanos que estudian en escuelas en Brasil sortean dificultades para continuar su educación. En febrero de 2019, cuando cerraron la frontera para impedir el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela, también fue un reto asistir diariamente a las clases.
Representantes pagaban mensualmente hasta 150 reales brasileros por transporte. Otros padres se organizaban para alquilar una vivienda entre cinco o seis de ellos y quedarse casi toda la semana en Brasil, salían el lunes a primera hora de la mañana y regresaban el viernes en la tarde. Entre ellos hay pemones que se desplazaron hacia Pacaraima, huyendo de la represión militar contra los indígenas que se inició el 22 de febrero con una emboscada del Ejército a la comunidad de Kumarakapay, y que dejó, solo de ese hecho, cuatro muertos.
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