La migración forzada no se ha detenido, según los resultados de 2019 de la Encuesta de Condiciones de Vida: 19 % de los hogares encuestados dijeron que al menos uno de sus integrantes emigró a otro país en el periodo 2014-2019. Entre 2015 y 2020 la población con más de 60 años subió de 10 % a 12 %. Tras la migración forzada ha aumentando la relación de dependencia demográfica —envejecimiento de la población— por pérdida de la población en edades activas.
Con información de Crónica Uno
“La percepción de remesas se concentra en los hogares jefaturados por mujeres y en situación de pobreza”, dijo Anitza Freitez, coordinadora de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi). De los hogares que recibieron remesas de los emigrantes venezolanos, 57 % son pobres. Esta cifra aumentó 20 puntos con respecto a 2018.
En 30 % de los hogares que reportan migrantes se reciben remesas. En 2017 esa cifra era 8 %. También es notable el crecimiento de las personas con 60 años o más como perceptores de remesas: pasó de 11 % en 2017 a 29 % en 2019.
La migración forzada no se ha detenido. 19 % de los hogares encuestados dijeron que al menos uno de sus integrantes emigró a otro país en el periodo 2014-2019. “Tenemos en conjunto para el año 2019; 1.616.000 hogares reportando migrantes”, destacó Freitez. En los últimos tres años salieron del país 2,3 millones de venezolanos, agregó.
El número de emigrantes por hogar varía de uno a tres. En 70 % de las familias hay al menos un migrante, otro 20 % reporta dos, mientras que en 10 % de los hogares hay tres personas o más que han abandonado el país.
Se van los más jóvenes. La mitad de los emigrantes recientes tienen de 15 a 29 años, estos han interrumpido su trayectoria educativa o se han graduado, “en ambos casos buscan afuera las oportunidades que no encuentran en Venezuela”, se lee en el informe. En 2019, quienes salieron del país, 48 % pertenecía a este grupo etario.
“Pero los datos más recientes nos indican que crece la población de 30 a 49 años que también toma la decisión de dejar el país”, sostuvo Freitez. En 2017 este grupo poblacional que salió del país era 29 %, en 2019 aumentó a 41 %.
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Aunque, según la Encovi, ha disminuido el nivel de calificación en educación en el perfil de la emigración venezolana, todavía 1 de cada 3 alcanza la enseñanza universitaria: 51 % terminó la educación media, 15 % primaria, 23 % tenía estudios universitarios y 11 % técnico. En las razones que motivaron a dejar el país buscar empleo fue la causa principal.
Antes de la pandemia del COVID-19, el retorno de migrantes venezolanos fue 4 %. De esos 2,3 millones que salieron, 96 % continúa afuera. Entre 2016-2028 emigró 7 %, en 2019 lo hizo 79 % y en 2020 fue el 15% restante.
“La emigración pospandemia reducirá su intensidad pero no se detendrá mientras que los potenciales migrantes perciban que su sobrevivencia no está garantizada en Venezuela y que los países vecinos consigan sortear mejor esta crisis”, se lee en el informe.
Bono demográfico se perdió
Para Freitez, durante el último quinquenio “se han registrado una serie de cambios en los componentes demográficos que han afectado el volumen de la composición de la población”. El país registra 28 millones de habitantes en vez de los 32,6 millones que estimaban para este año.
“Tenemos una población que se redujo en su tamaño, sino que por el efecto de una migración selectiva con predominio de personas jóvenes en edades activas, aceleró su proceso de envejecimiento”, explica Freitez.
El periodo que va del año 2000 al 2040 sería, en palabras de Freitez, una ventana de oportunidades —bono demográfico— para alcanzar el menor nivel de dependencia demográfica, en definitiva, un momento para el desarrollo de las fuerzas productivas.
“Nosotros estamos alcanzando en el año 2020 la relación de dependencia demográfica que deberíamos haber alcanzado en el año 2045”, sostuvo Freitez. Es decir, el bono demográfico se acortó y en un quinquenio se perdieron casi 3 décadas que quedaban de bono demográfico. El término bono demográfico se ha usado para calificar a una coyuntura favorable, en términos de la estructura por edad, para potenciar el desarrollo, debido a que la relación de dependencia alcanza sus valores más bajos.
“Esa coyuntura favorable no fue aprovechada para desarrollar las fuerzas productivas del país, para tomar las medidas de políticas económicas que permitieran tener un ritmo de crecimiento que pudiera absorber esta población en edad de trabajar que estaba alcanzando su mayor volumen en esta etapa. No es de extrañar por qué la población que sale del país justamente es población joven. Que no encuentra en el país oportunidad de inserción laboral”, explicó Freitez.
La población se redujo en su tamaño, pero además, está afectada por la migración selectiva con predominio de personas jóvenes en edades activas, lo que aceleró el proceso de envejecimiento: entre 2015 y 2020 la población con más de 60 años subió de 10 % a 12 %. Tras la migración forzada, ha aumentando la relación de dependencia demográfica —envejecimiento de la población— por pérdida de la población en edades activas.
“Esta situación nos encuentra en un momento donde el país está en sus peores condiciones en cuanto al ritmo de desarrollo de su economía, nivel de decrecimiento económico, donde no estamos preparados para asumir la responsabilidad de tener un programa de protección social que sea sostenible en el tiempo para la población adulta mayor, cuya participación se está haciendo más visible”, destacó Freitez.
Con información de Crónica Uno