La candidata presidencial, María Corina Machado, ofreció una entrevista, al nstituto de estudios políticos y sociales FORMA, donde conversó sonbre el proceso de las primaras en la cual fue electa, el proceso del Acuerdo de Barbados, y la ratificación de si inhabilitación política.
– ¿Cómo evalúa el impacto de las primarias del 22 de octubre en la política venezolana?
Creo que es el evento más poderoso que ha ocurrido en mucho tiempo en Venezuela y que todavía tiene ondas expansivas que no hemos terminado de evaluar. Para mí lo más importante es lo que generó anímicamente en los venezolanos; es decir, es la conciencia de la fuerza que tenemos. Lo que significa la aspiración, los deseos y anhelos convertidos en organización y acción.
Una mayoría silente que intuíamos y que se expresó a pesar de todo, de que no había plata ni información, de que te cambiaron los centros el día antes, de que no tenías cómo moverte, de que no había gasolina. Un evento del ciudadano, del individuo. Creo que tuvo un impacto poderosísimo de moralización y de conciencia en la fuerza.
Tuvo un impacto decidido hacia la comunidad internacional, porque derribó todas las matrices que se habían montado de una oposición fraccionada, incapaz de coordinarse, y de un país triste y derrotado. Cuando le habían vendido a la comunidad internacional que no iba a ir ni medio millón de personas, fueron casi 3 millones. Sobre todo, la conciencia frente al mundo de que el régimen perdió la base social completamente. Después de que les habían vendido un cambio político para el que había que esperar si acaso a 2030, el mundo dijo es ahora, es posible, es un país dispuesto a luchar por ello. La reacción internacional es consecuencia de las fuerzas internas, eso debemos tenerlo muy claro.
Está el impacto a lo interno del régimen. Puso en evidencia sus vulnerabilidades frente a todos los sectores y los pilares que sostienen el régimen: el sistema judicial, que ha sido la gran lavadora de cara de todos los atropellos y violaciones a la Constitución, la Fuerza Armada y las policías. Ellos estaban allí y lo vieron. Nos obligaron a poner los centros de votación en la calle porque no nos prestaron las escuelas y eso se les revirtió, porque hizo que todo el mundo lo viera. El propio PSUV, que se dio cuenta de que no tienen esa capacidad de movilización y ellos lo saben. Creó una convulsión a lo interno que lo que ha hecho es que frente a la conciencia y la exposición pública de sus debilidades, siguen cometiendo errores.
Es otro país después de las primarias. Es el cierre de un ciclo político y social, aunque algunos aún se resistan a entenderlo y aceptarlo.
– Al margen de que había sectores que se oponían a las primarias por preferir la fórmula del consenso, en el transcurso de la campaña parecía que los golpes arreciaban no tanto por las primarias sino por quien las iba a ganar. ¿Tuvo esa percepción?
Absolutamente. Porque, de alguna manera, para esos sectores nosotros representamos el fin de la impunidad y de los privilegios. Hay sectores que viven de la conchupancia y como saben que yo no le debo favores a nadie y no me pueden controlar y someter, eso los exacerba, les preocupa. Esos son los que me llaman radical y extremista.
¿Qué quieren ellos? Alguien dominado y sometido a sus proyectos personales y no que le responda al pueblo de Venezuela. Yo estoy al servicio del pueblo de Venezuela, no de esos intereses oscuros.
Dejo algo en claro: Yo sí estoy a favor de sectores económicos y financieros que puedan prosperar y hacer mucho dinero y generar riqueza y empleo en Venezuela, claro que sí, pero con reglas de juego claras e iguales para todo el mundo. Y a esos empresarios, dueños de medios, periodistas, comerciantes, productores, a esos venezolanos yo les digo: nunca van a estar mejor que con un gobierno como el que vamos a instalar, con Estado de Derecho, apertura, reglas de juego claras y respeto a la propiedad privada. Están mirando cómo se reparten una torta minúscula, cuando yo les digo: pensemos en un país que se pone a valer, que se pone a volar.
– En su momento, ¿cómo leyó la decisión de Henrique Capriles de retirarse de la contienda y de Manuel Rosales de no participar en la elección? ¿Temió que eso afectara la legitimidad del proceso?
Como una decisión personalísima, que probablemente frustró a sus seguidores, pero en todo caso, el resultado de las primarias habla por sí mismo de la determinación de la gente de hacerse escuchar. Hay que escuchar a la gente. La gente estaba decidida a hacer valer su voz, su decisión y que no fuera impuesta por cúpulas reunidas en conciliábulos. No lo iban a aceptar.
– En un momento se decía: si las primarias son de maquinarias, María Corina Machado las pierde, pues se creía que su voto era mayoritariamente espontáneo por la ausencia de un partido fuerte. ¿Qué tanto pesó la organización en su triunfo?
Creo que la organización pesó muchísimo y no solamente la de Vente, sino la de partidos que se aliaron a nuestro movimiento y a los venezolanos que genuinamente de forma independiente se ofrecieron para apoyar a la propia Comisión de Primaria en toda la parte operativa y logística. Sin duda, hubo un voto espontáneo monumental. Ahora, en todos los centros, mesas y rincones, nuestros equipos respondieron.
Sin embargo, quiero decirle a esos equipos: las primarias fueron 5 mil mesas, ahora vamos a una elección presidencial con 50 mil. Diez veces más. Por eso es que desde el día siguiente, desde el 23 de octubre, yo estoy dedicada en cuerpo y alma a la organización. Me parece importante llevar un mensaje hacia afuera, hacer los contactos, tengo que aparecer en los medios para que la gente sepa lo que estamos haciendo y tengo que recorrer el país, pero mi prioridad absoluta es la organización. Montar la red 600K –red de 600 mil ciudadanos formados para velar por la transparencia electoral–, la Gran Alianza Nacional (GANA) y que los comanditos empiecen a mostrarse por todas Venezuela.
– La delegación de la oposición ha señalado que hubo primaria gracias al Acuerdo de Barbados. Ahora, ¿de qué vale que hayan permitido la primaria si no respetan el resultado, que pasa por admitir su postulación?
Sin duda, el Acuerdo de Barbados fue uno de los factores importantísimos para que existiera la primaria. No el único. Todo el mundo hacía los escenarios, evaluaciones de las contribuciones, de lo que piensan todos los actores imaginables dentro y fuera, y siempre hay un factor ausente: la gente. Como que la gente no importa. La presión que hubo desde que se planteó la idea de la primaria y cómo esto fue creciendo, hizo entender a los actores políticos de oposición e internacionales que la gente no se iba a calar ningún otro mecanismo distinto a la primaria.
Ahora, el punto uno del Acuerdo de Barbados establece que las partes pueden escoger como quieran a sus candidatos y los venezolanos ya lo hicimos. Las fuerzas democráticas ya lo hicimos por las primarias, el candidato de la gente lo elige la gente. He recibido el apoyo de todos los candidatos y partidos que participaron en la primaria y los que no.
Para que haya una elección limpia y libre, como dijo el Parlamento Europeo, tiene que participar quien ganó las primarias. Punto. Porque está en la Constitución, porque son los estándares de integridad electoral internacional y porque está explícitamente dicho y firmado en el Acuerdo de Barbados.
– Producto de las primarias, usted es la candidata presidencial de la oposición. Pero también se le considera la lideresa de la oposición. ¿Cómo ejerce ese liderazgo particularmente en relación con los partidos y sus dirigentes?
Todos sabemos que estamos en un proceso muy complejo, que esto no es una elección convencional. El régimen te dice, en boca de Nicolás Maduro: “Esto es por las buenas o por las malas”. Por favor, no nos podemos chupar el dedo, estamos hablando de un proceso que no tiene ni fecha ni condiciones. No tiene absolutamente nada.
Lo que hay que lograr quiero decirlo con precisión: para que haya una derrota electoral, primero tiene que haber una derrota política y espiritual. Eso es mucho más que una candidatura y eso ya está pasando. Por eso el régimen actúa así, porque sabe que estamos dando la derrota política irreversible, y la derrota espiritual a nivel de cada venezolano y su relación con el país y con el sistema.
Eso hace, obviamente, que ellos vean imposible evitar una derrota si hay una elección competitiva. Y ellos no aceptan hoy la posibilidad de salir del poder. No lo han aceptado, no asumen la posibilidad de una transición. Por eso te dicen “por las malas”. Y por las malas no es que quiten a María Corina, por las malas es que no aceptan perder.
La derrota política se concreta el día en que ellos acepten que viene una transición. Y a partir de allí, todo lo demás es accesorio. Valoro todos los puntos, pero quiero decir que son fáciles de ejecutar si se consolida la derrota política. Toda la discusión sobre lo demás, habilitación, tarjeta electoral y condiciones, eso es administrativo y posterior a lograr que el régimen asuma que viene una transición. Cuando asuman que viene una transición, será producto entre otras cosas de que reconozcan que hay garantías para que esa transición sea razonable para ellos y favorable para los venezolanos.
Esta es la forma en la que me estoy relacionando con todos los partidos que quieren contribuir y que entienden la complejidad de este momento. Esta no es una campaña con pitos y flautas, porque además no hay plata para eso. Esto es otra cosa, este es un movimiento de campaña de profundidad, no de la superficie. Es en la conciencia y en los hogares donde estamos llegando.
– ¿Qué responde a quienes temen que por el hecho de haber obtenido un triunfo tan arrollador en las primarias, usted crea que “puede sola” y deje a un lado a los partidos?
Yo no soy bruta. Eso sería una brutalidad. Además, no estamos pensando en este momento, estamos pensando en lo que viene después, cómo le damos gobernabilidad a Venezuela. Nosotros estamos construyendo la gobernabilidad desde ahorita. A algunos de ellos yo les digo: pueden estar seguros de que yo no les voy a hacer a ustedes lo que ustedes me hicieron a mí, porque no soy bruta.
Esto no es un tema de cuotas. Este es un tema de buscar a los mejores para que hagan lo que mejor saben hacer. Y eso sí lo sé hacer, armar equipos de alto rendimiento, y lo hemos hecho. En todas las centrales del comando hay técnicos y líderes de todos los partidos. Eso está pasando a nivel nacional, estadal, municipal y parroquial. Y si hay alguno que siente que no lo he llamado, llámeme porque aquí los necesitamos a todos. Eso sí, a los que están remando hacia un mismo lado. Los que se disfrazan y vienen a remar para afuera, a eso no los quiero. Como no quiero a los corruptos, ni su plata ni su apoyo ni sus medios ni sus votos.
– ¿Cómo lograr que el chavismo acepte que compita la candidata favorita para ganar la elección presidencial?
Ese es el punto medular. ¿Por qué no me quieren a mí? Porque saben que yo los derroto. ¿Qué quiere Maduro? Alguien que él pueda derrotar. Punto. El problema no soy yo, el problema es que ellos aún no aceptan que van a perder.
Eso es lo que estamos construyendo. Por eso necesitamos cada vez más fuerza, quiero llegarle al corazón de cada venezolano que hoy puede tener dudas conmigo. Dudas justificadas y legítimas, porque han dicho horrores de mí, que yo soy una especie de Savonarola criolla que viene a cortar cabezas y pasar facturas. Quiero llegar al corazón de cada venezolano, incluso de aquellos que están en el PSUV y que se me han acercado, por cierto, y me preguntan: “Para mí hay vida después de la transición”. ¡De bolas que sí! Eso sí, en un país con reglas de juego claras y democráticas.
Eso ya está pasando, los cuadros del PSUV te dicen: yo quiero elegir mi candidato, nuestros líderes, no quiero que me lo imponga un jefe del partido con base en sus riñas y lealtades internas. Ellos saben que eso solamente va a pasar con nosotros. Entonces, ¿qué está ocurriendo? Pedazos de este sistema se empiezan a separar porque, al final, todos ellos, los miembros del PSUV, los militares, los policías, los jueces, fiscales, llegan a su casa y hablan con sus esposos, esposas, y se les fueron los hijos igual que a nosotros y, al final, quieren lo mismo: que sus chamos regresen, que podamos vivir bien.
Un país donde haya orden, donde el territorio esté bajo el control del Estado venezolano, un país donde los niños vayan a clase todos los días y no dos días a la semana. El régimen sabe que la derrota espiritual ya ocurrió y la derrota política la terminaremos de concretar cuando entiendan que su mejor opción es una transición. ¿Por qué su mejor opción? Porque la alternativa es caer en Nicaragua y este país no lo resiste ni institucional ni anímicamente, el pueblo no va a tolerar que estos tipos arrebaten por las malas.
Si esto es por las buenas, entonces, ¿con quién negociamos la transición y en qué términos? Porque, al final, los términos de una negociación hay que presentarlos al país y que el país los acepte. Y el país solo aceptará los términos de una negociación si confía en el liderazgo que los representa, no en cualquiera. Por eso Maduro terminará entendiendo que su mejor opción es una negociación con nosotros.
– Aunque la candidata fue elegida por primaria, ante la inhabilitación de nuevo asoma la discusión sobre el consenso…
En estos días alguien me contestó eso diciendo: pero es que las primarias fueron por consenso. No entienden nada, no entienden lo que pasó. Quien hace eso, hace lo mismo que el Tribunal Supremo de Justicia, que dijo que las primarias no existieron. ¿Qué hace la gente ante eso? Ya ni se ríe, ya ni los escucha, lo que hacen es desnudarse en términos de a quiénes sirven.
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