Viven en una constante lucha contra la muerte. Se trata de los cerca de 25 niños y adolescentes con insuficiencia renal en estados como Lara, cuyo día a día es completamente diferente a los de otros niños de su edad, pues deben cambiar sus horas de juego y de compartir con sus amigos, para moldearse a estrictos horarios para hacerse sus diálisis, pues no pueden faltar a ninguna para poder mantenerse con vida. Estos pequeños que sufren el doble que un adulto con esta enfermedad, requieren de una cirugía de trasplante de órgano, sin embargo, este tipo de intervenciones tiene cinco años que no se realiza en Venezuela.
Lorena Rojas | La Prensa de Lara
Héctor Colmenárez, presidente de la Fundación «Amigos del Paciente Renal», comentó que en la entidad no hay una cifra exacta de niños y adolescentes diagnosticados como pacientes renales, sin embargo, destaca que serían alrededor de entre 20 y 25 los que están a la espera de una cirugía que les cambie su vida.
Detalla que en ellos la situación es más critica, debido a que están en pleno crecimiento «en el caso de los niños es más delicado porque los huesos se les van descalificando ya que son un poco más blandos».
Así mismo señala que por cada diálisis deberían recibir una dosis de vitamina B12 por las vitaminas que pierden durante el tratamiento y una inyección del medicamento Zemplar, el cual es necesario para evitar secuelas del sistema óseo, sin embargo, estos son medicamentos muy costosos por lo cual logran administrarse apenas una vez al mes.
«Las vitaminas B12 se debería colocar cada vez que se sale de una diálisis, pero apenas se hace 2 veces al mes y en el caso de la Zemplar, si se tiene alta la hormona parathormona se necesitan mínimo de 30 dosis y estas valen de 7 a 10 dólares, es muy difícil comprarlas», comenta.
Xiomara Juárez, paciente renal, lamentó que estos pequeños no tengan una solución. «Esto les afecta de todo un poco, los huesos, el corazón y hay algunos que su condición no les permite crecer, a ellos se les va la vida pegados a una máquina», dijo Juárez, destacando que hay jóvenes que tienen entre 16 y 17 años y parecen de 11 años.
Daniela Pineda, hermana de un joven de 22 que se dializa desde los 13 años y quien necesita con urgencia una operación para quitarse un catéter, rechaza que en Lara estos pacientes estén condenados a sufrir la enfermedad sin ayuda.
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