El Tren de Guyana comenzó a operar en 2007 como banda urbana en el barrio Vista al Sol, ubicado en la ciudad de San Félix, del estado Bolívar. Más recientemente, ha obtenido el control absoluto del pueblo minero de El Callao, una localidad ubicada al sur de Bolívar que es reconocida por sus yacimientos de oro.
Por Versión Final
La toma de poder del Tren de Guayana en El Callao no ha sido fortuita. Durante aproximadamente dos años, esta banda se enfrentó al Sindicato del Perú —también conocida como la banda de Toto y Zacarías— la banda minera que desde 2010 hasta 2022 controló la zona. También se enfrentó con la Organización R, otra organización criminal que tenía intenciones de penetrar ese enclave minero.
Mineros, extrabajadores de corporaciones de minería y vecinos de pueblos mineros consultados por InSight Crime, sugieren que las alianzas del Tren de Guayana con fuerzas de seguridad y con el Gobierno de Maduro, le despejaron el camino para dominar a El Callao.
De la guerra a la ‘tranquilidad’
Por más de seis años los sucesos registrados en El Callao formaban parte de una violenta rutina en ese pueblo minero. Masacres. Panfletos amenazantes a las autoridades locales. Enfrentamientos entre el Sindicato del Perú y las fuerzas de seguridad. Disputas entre organizaciones criminales, que incluían cabezas y cadáveres expuestos en las vías públicas, eran parte del día a día de residentes y mineros de este poblado. Recuerdos que no desean repetir.
El reinado del Sindicato de El Perú en El Callao duró 12 años. La organización criminal mantuvo el poder gracias a una combinación de factores: sus líderes eran de la zona, conocían el terreno y contaban con la protección de la población local.
Pero en 2017, las cosas empezaron a cambiar. El gobierno de Maduro comenzó a organizar operaciones de seguridad contra el grupo, que no estaba aliado con el gobierno.
“Ellos [El Sindicato del Perú] no tributan con el Estado, es decir, no le dan porcentaje […]”, explicó un miembro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que estuvo destacado en El Callao a InSight Crime en una entrevista de 2021. “Se han intentado diálogos y negociaciones con ellos, pero sus líderes no aceptan”, precisó el funcionario.
El Sindicato del Perú se negó a ceder su enclave criminal. Acudieron a la violencia extrema para protegerse. Difundieron videos denunciando crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad y ciertas facciones de la banda migraron del estado Bolívar y expandieron sus economías criminales en el estado nororiental de Sucre.
A los enfrentamientos entre el Sindicato del Perú y las fuerzas armadas se sumaron choques con otros grupos criminales. Desde 2014 el Tren de Guayana fue penetrando El Callao, amenazando el control del Sindicato del Perú. Entre 2017 y 2019, los dos grupos se enfrentaron en repetidas ocasiones, y la violencia se disparó.
El Observatorio de Violencia Venezuela (OVV), una organización sin ánimo de lucro, calificó a El Callao como la ciudad más peligrosa del país, con una tasa de homicidios de 620 por cada 100.000 habitantes. Durante este tiempo, el firme control del Sindicato del Perú sobre la zona se debilitó al perder numerosos miembros, capacidad y territorio.
La Organización R, otra poderosa organización criminal que controla Tumeremo, un pueblo minero cercano, también quiso apoderarse de El Callao. En 2021, la Organización R llegó a El Callao. Reviviendo, además, la rivalidad que tenía desde años atrás con el Tren de Guayana. Aunque hubo varios enfrentamientos, un actor estatal se sumó para mediar. La Corporación Venezolana de Minería (CVM) logró una tregua entre ambas bandas.
En medio de los enfrentamientos que tuvo el Sindicato de El Perú con sus pares criminales y con cuerpos policiales, sufrieron bajas importantes. Aunque la banda intentó resistir, la captura y asesinato de sus principales líderes, Eleomar Vargas Vargas, alias “Zacarías” y Alejandro Rafael Ochoa Sequea, alias “Toto” sellaron su final. Alias “Zacarías” fue capturado en Cúcuta, Colombia en noviembre de 2022.
Ese mismo año, la tensión con el Tren de Guyana y la Organización R se agudizó y el sindicato terminó por ser desplazado de su zona. Un año y un mes después, en diciembre de 2023, un sicario mató a Toto mientras llegaba a su residencia en la misma zona del vecino país.
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