Venezuela continúa en la cima de la lista de los países más violentos de la región después de Honduras y El Salvador, afirma la más reciente investigación del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
Los cambios en la economía del país permiten explicar la actuación criminal que “se mueve de acuerdo a las oportunidades que encuentra para la depredación y la apropiación de rentas ilícitas”, expone el más reciente informe anual del OVV.
Según la investigación, una situación de “empobrecimiento generalizado” y “parálisis” de la actividad económica hicieron disminuir la actividad delictiva en años recientes.
Sin embargo, “nuevos procesos”, entre ellos la dolarización, las actividades de minería extractiva y el “lavado de dinero y droga”, así como las remesas familiares, han ofrecido “nuevas oportunidades de actuación al crimen”, lo que explica el resurgimiento de tipos de delitos y violencia que se habían reducido “significativamente”.
“En el año 2022 se pudo observar un incremento generalizado de las actividades de extorsión sobre aquellos actores económicos o individuos que tenían acceso a dólares u otras maneras extranjeras”, dice el texto.
Roberto Briceño León, director del Laboratorio de Ciencias Sociales, LACSO, y fundador del OVV, expuso que, así como el crimen organizado se ha concentrado en la extorsión, “el delito no organizado se ha focalizado en los hurtos o robos depredadores de individuos o pequeños o medianos comerciantes”.
“Un elemento muy significativo ha sido la aparición de los asaltos en el transporte público, incluso en los homicidios cometidos en los intentos de robo de los pasajeros”, debido a mayor presencia de dólares en efectivo “en los bolsillos” de empleados o trabajadores por cuenta propia que se mueven en autobuses.
Respecto a la situación de los secuestros, que de acuerdo con Briceño León habían disminuido “de manera muy importante” en medio de las restricciones implementadas durante los momentos más álgidos de la pandemia de COVID-19, en los “nueve primeros meses de 2022 hubo más secuestros que en todo 2021”.
“En este delito está participando tanto el crimen organizado, que muchas veces lo usa como una forma de concretar una amenaza a los renuentes al pago de la extorsión, así como también de delincuentes aislados o nuevas bandas, que han visto en esto una oportunidad para obtener lucro grande y rápido que les permite armarse mejor y consolidarse”, puntualiza la investigación.
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