Una airada y masiva indignación ha surgido en la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) ante la orden de Nicolás Maduro de incorporar a un contingente de milicianos a ese componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. «Es la eliminación de la Guardia, su destrucción«, responde un muy molesto alto oficial, quien está a punto de soltar una palabrota.
Un general más veterano califica el hecho de «sin sentido. Con los milicianos empeora la profesionalización y desmejora el cumplimiento de su misión».
La respuesta que nos dio un efectivo de la GNB de Barinas fue: «Eso es una bajeza, lo que están haciendo en la Fuerza Armada. Meten a unos señores de la Milicia directamente en la Guardia. Yo para ser Guardia me tuve que calar dos años en la Escuela de Ramo Verde. Y a un viejo de esos por ser de la Milicia lo meten en la Guardia de una vez».
Un joven comandante manifiesta que seguramente «los Batallones de milicia tienen su propio jefe y van a pretender que cada destacamento de la GNB se enlace con ese destacamento de la Milicia, de manera que tengamos la obligación de incorporarlos a las actividades y se van a convertir en un peso para la GNB. Cuando uno comanda es responsable de su tropa. Qué voy a querer yo tener milicianos que son gente no entrenada y además con los problemas que hay de suministros y alimentación».
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Varios guardias nacionales consideran que «la incorporación de milicianos significa la desaparición de la GNB o la ocupación de los puestos del guardia nacional por la Milicia. Eso es súper delicado«.
Algunos oficiales consideran que «el apoyo político lo tiene la Milicia. Nosotros estamos en desventaja. Vas a ver cuando el miliciano empiece a pasar la novedad de que no comió, por ejemplo, lo que va a significar un problema para su superior. Cuando uno debe enfrentar algo así con sus hombres, pues la relación permite que uno les proponga cómo resolver, pero cuando no son tus hombres esa situación puede convertirse en un problema».
Y como remate agrega: «Mira, los milicianos molestan en el Plan República, cuando hay que calárselos unas horas, ahora imagínate de manera permanente».
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Guardias exprés
Un Sargento Mayor de Segunda recuerda que en tiempo de Hugo Chávez «deciden formar promociones de guardias nacionales en casi todos los comandos de zona o destacamentos, ahí nos dimos cuenta el deterioro irreversible que iba a experimentar la Guardia Nacional con ese invento».
«Metían en el proceso de selección a cualquier persona sin ni siquiera tener un mínimo de vocación o las cualidades que debe tener un militar. Esta situación se convierte en una acción coyuntural para las bandas organizadas en el país, quienes ofrecen a algunos de sus integrantes pagarles una especie de ‘sueldo’ mensual para que se presente en el paupérrimo proceso de selección, quedar seleccionado, soportar el curso de 3 meses para luego graduarlo como Sargento Segundo de la GNB».
Destaca que eso constituyó la fácil penetración de bandas en el componente a fin de pasar información y robarse el armamento. «Como el sueldo siempre ha sido bajo, le pagaban aparte a ese integrante para que continuara ejerciendo su fin dentro de la institución. Eso nos lo contó un alumno de la Guardia que estaba siendo formado en el DESUR Miranda (Valles del Tuy, Fuerte Guaicaipuro) cuando lo agarramos una noche en una alcabala que montamos en Dos Lagunas y cargaba una granada y una pistola».
«Si eso fue un error que ha pagado caro la institución castrense, imagínese ingresar esa cantidad de milicianos sin preparación moral, física y académica, aunque la tengan ideológicamente».
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Dice que «desde ayer cuando oímos esa orden, he hablado con compañeros de distintos grados y coincidimos en sentir una profunda pena por nuestra Institución. Nos entristece esa acción contando con la aprobación del Alto Mando solo por complacer a sus ‘jefes’ e intereses personales«.
Al querer conocer la opinión de un capitán, responde de inmediato: «Es una estrategia para amedrentar e intimidar. El éxito del Gobierno con las Operaciones Psicológicas. Pero te confieso que detrás de eso lo que veo es miedo, desespero y ansiedad».
Enfatiza en «esto va definirse tarde o temprano en una confrontación de fuerza y tanto en el Alto Mando como en el Gobierno lo saben. La pobre gente de la Milicia no va estar dispuesta a dar su vida y, si lo hacen, mueren o huyen apenas sientan el primer cartucho pasar cerca. Es más, de los compañeros activos van a ser muy pocos los dispuestos a morir por la revolución».
Con información de Infobae