El socialismo del siglo XXI alzó vuelo en Venezuela en 1999 con una retórica populista y un infecundo soplo de esperanza para luego posarse definitivamente sobre la pauperización de la sociedad, la ruina empresarial y la consecuente destrucción de la economía más poderosa de la región, la cual tiene las mayores reservas de hidrocarburos del planeta.
Andrés Espinosa Fenwarth | Portafolio | Primer Informe
En Venezuela, no faltaron los teóricos de manual, los militares corruptos vinculados con el narcotráfico ni los socialistas mesiánicos y autocráticos, liderados inicialmente por Hugo Chávez, y ahora por Nicolás Maduro, quienes acoplaron la fallida ideología del común, los métodos de violenta represión y censura cubanas hacia los callejones sin salida de otros estados socialistas, cuya única inherente virtud, como decía Churchill, “es la distribución igualitaria de la miseria”.
Al abandonar la anacrónica guerra de guerrillas de los años sesenta, el objetivo político de los hermanos Castro fue tomarse gradualmente la democracia para someter incondicionalmente el pueblo venezolano al Estado. Para hacerlo, promovieron, a ciencia y conciencia, desde las altas esferas del poder del Estado, la supresión de la separación de los poderes públicos, la cooptación de la banca central y la mayor devastación económica y social de la historia latinoamericana.
En 1998, Venezuela era la quinta economía de América Latina, con un PIB nominal de 91.905 millones de dólares. Al compararla con la proyección para 2020, arrojaría un derrumbe de 384 por ciento durante los veinte años de vigencia del socialismo bolivariano del siglo XXI. El PIB por habitante de 600 dólares, previsto para el 2020, corresponde a un retroceso de 70 años.
En lo que atañe al reparto equitativo de la pobreza, el socialismo del siglo XXI ha triunfado en todos los frentes. Ciertamente, el socialismo cubano transformó a Venezuela en uno de los países más miserables del hemisferio.
Según la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida en Venezuela 2020, elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela es la nación más pobre de la región, incluso por encima de Haití, y la segunda más desigual de América Latina.
El 96 por ciento de los hogares sufre de pobreza, el 54 por ciento de ellos cayó en la miseria de manera reciente y el 41 por ciento se encuentra atrapado por la privación crónica.
La pobreza multidimensional, medida en términos de educación, estándar de vida, empleo, servicios públicos y vivienda, afecta al 65 por ciento de los hogares.
La desigualdad en Venezuela, según el Coeficiente de Gini, es comparable con los niveles de Nigeria y otros estados africanos. El 79 por ciento de los venezolanos no recibe ingresos suficientes para cubrir la canasta básica de productos alimentarios.
En cuanto a la desnutrición infantil, el 30 por ciento de los niños menores de 5 años presenta desnutrición crónica y el 8 por ciento evidencia desnutrición total. De esta manera, Venezuela se encuentra, en materia nutricional, en el segundo peor lugar de América Latina.
*Miembro del Consejo Directivo del ICP.
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