Miles de jóvenes han dejado Venezuela los últimos años para huir de la crisis y perseguir sus sueños en otra parte. La historia de Glass Marcano, sin embargo, es más inesperada.
Por BBC
Hace tres meses la joven de 24 años vendía fruta con su madre en Yaracuy, en el centro-oeste de Venezuela. Salió por primera vez de su país de forma rocambolesca y ahora se hace selfies con la Torre Eiffel de fondo.
Y también colecciona elogios en francés.
«Es una joven extremadamente talentosa, trabajadora e inteligente que tendrá una gran carrera», vaticina en diálogo con BBC Mundo Romain Fievet, de la orquesta Paris-Mozart, que junto a la Filarmónica de la capital francesa organizaron el concurso para mujeres directoras «La Maestra».
Ese fue el inicio de unos frenéticos meses de la directora venezolana.
Caracas y más allá
Marcano, alumna de El Sistema, el célebre sistema de formación de jóvenes músicos creado en los años 70, vivía en Caracas, donde combinaba sus estudios de Derecho con la música.
«Cualquier oportunidad para dirigir una orquesta o un taller yo la aprovechaba. El año pasado fue el año más activo porque dejé de dirigir la orquesta que yo tenía en Caracas e hice un plan por el interior del país para dirigir varias orquestas», cuenta a BBC Mundo por teléfono desde París.
En marzo de 2019 un deseo latente y Google abrieron una nueva ventana.
«Estaba pensando que ya era hora de participar en un concurso de dirección orquestal. Entro a la computadora y coloco ‘concurso de dirección orquesta’ y empiezo a bajar, a bajar y a bajar en la pantalla y me encuentro con La Maestra. Empecé a averiguar de qué se trataba. Era para puras mujeres, y me llamó demasiado la atención».
Parecía perfecto, pero surgió un problema de tres cifras.
«Veo que el fee (el costo de la inscripción) es de 150 euros (US$180) y me desanimé, como cualquier venezolano que tiene una ilusión y ve que el dinero se escapa de las manos. Y entonces dices: no se puede, en otro momento».
«Ciento cincuenta euros es una gran fortuna, pero si el concurso hubiera dicho 50, también es una gran fortuna. Ya me había olvidado de eso, pero siempre estaba latente, me imaginaba ganando el concurso, compitiendo, ganando».
Meses después, en julio y agosto de 2019, pidió ayuda.
«Decido buscar las maneras de poder participar con amigos y familiares fuera del país para recoger el dinero y poder participar, pero lo hago sólo tres semanas antes de finalizar el plazo, de repente. Para pedir un dinero prestado a un amigo debes decirle al menos con un mes o dos meses para que esa persona pueda planificar el dinero del mes y poder apartarte los 150».
Llegó el dinero, completó la inscripción y a finales de octubre de 2019 le confirmaron que había sido seleccionada para el concurso, que iba a celebrarse en marzo de 2020.
«Nunca pensé que yo iba a quedar en esa broma», dice.
Habla Romain Fievet, de la orquesta Paris-Mozart.
«Recibimos 220 solicitudes y el comité de selección eligió a Glass Marcano de forma unánime. Artísticamente sus videos mostraban auténtico carisma, gran energía, conocimiento real de las partituras y obviamente, ritmo corporal».
«Tan pronto como supo que había sido seleccionada nos contactó para contarnos sus dificultades para llegar a París y para cubrir los costos de participación».
La pandemia
En marzo, sin embargo, no hubo París, sino coronavirus.
«Todo hace stop. El correo que me llega dice que está pospuesto para septiembre. El problema llega en mayo, cuando las otras partes del mundo empezaban a abrirse y en Venezuela estaba comenzando fuerte la pandemia»
«Me voy a Yaracuy, porque mi mamá me dice que ha abierto una frutería y que puedo ir, trabajar allí, reunir (dinero) y comprar ropa para el concurso. Me pareció excelente idea, porque yo necesitaba algo de ropa para venir a París».
Pero los aeropuertos en Venezuela siguieron cerrados y le dio miedo intentar ir por carretera hasta Bogotá, trayecto en el que temía contagiarse.
El viaje
«Sale la noticia de que va a haber un vuelo humanitario el 14 de septiembre, y ahí empezó toda la preparación para montarme a mí en ese avión a Madrid».
Durante la pandemia y con las fronteras cerradas, la embajada de España en Caracas fletó vuelos para trasladar a pasajeros varados en Venezuela, con preferencia para quienes tuvieran pasaporte español. No era el caso de Marcano.
«A estas alturas aún no sé cómo logré un lugar. Lo único que sé es que muchas personas se movieron para que a mí me pudieran dar un puesto».
Lo confirma Fievet.
«La orquesta Paris Mozart y la Filarmónica la apoyaron al contactar a la embajada francesa en Caracas para obtenerle un visado y un lugar en un vuelo humanitario. Estaba decidida, mostraba arrojo y determinación, y eso es lo que se requiere para ser directora».
Al llegar al aeropuerto, una funcionaria francesa le dijo a Marcano:
«Hija, ¿usted quién es? Ni siquiera con el presidente recibimos tantos correos para que lo monten en un avión como recibimos con usted».
Al despegar apenas se dio cuenta de que era su primer vuelo, la primera vez que salía de su país: su foco estaba en el concurso.
La competición
Marcano llegó a horas del inicio de la competencia. Y se subió al podio.
«En muchas ocasiones sentí que no estaba en la realidad. Era una experiencia nueva para mí, estaba impresionada de todo, me sentía que estaba en otro planeta. No es fácil y aún más si lo tienes que hacer en un idioma que no es el tuyo».
Utilizó el inglés, «pero no me entendían», ríe.
No se amedrentó ante sus rivales, con gran formación y otro contexto que les ha permitido viajar por el mundo desde muy jóvenes.
«Personas del jurado me dijeron que estaban sorprendidos de que hubiera llegado a la semifinal con tanto nivel en la competencia».
No ganó pero logró un premio especial.
Una profesión de hombres
La dirección de orquesta no es un mundo accesible para las mujeres, que poco a poco buscan abrirse paso con la batuta.
Marcado, sin embargo, no se ve como referente.
«Nunca pasó por mi mente que quería representar a las mujeres. Yo quería ser directora para volverme loca en el podio. La mujer en la música se inclina más a ser instrumentista de orquesta que directora, pero quien quiera ser directora debe trabajar para hacerlo. Yo desde que quise serlo nunca se me salió eso de la cabeza»
Y París…
Pese a que su idea inicial era regresar a Venezuela, completar sus estudios y luego salir, ahora que ya está en París continuará formándose en la ciudad que conoció por televisión y en la que aún no cree vivir.
Además de la situación económica de Venezuela, en Europa los músicos reconocen El Sistema, el programa que generó grandes músicos venezolanos como Gustavo Dudamel.
«No sé cuánto voy a estar aquí, pero estoy dispuesta a lo que vaya a llegar».
En comparación con Caracas y Yaracuy, le sorprenden el orden, el funcionamiento del transporte urbano. Y, cómo no, el supermercado con precios fijos y al alcance de casi todos.
«En Venezuela vivimos en constante estrés porque los precios suben a diario, pero tu sueldo no, y ahí empiezas con el estrés de tener que trabajar más, buscar una manera de sobrevivir».
Ahora está recibiendo una ayuda, pero ya debe empezar a trabajar y ganar dinero.
«La idea es que tu problema no sea que debes ir a hacer la cola por el pan, que es el que tenemos en Venezuela. Ya por ahí estamos mejor, pero tengo una familia a la que ayudar».
«Si es necesario trabajar de otra cosa que no sea la música y ayudarme económicamente y a mi familia, claro que sí, lo hice en Venezuela y aquí lo puedo hacer también».
El capricho que confiesa con pudor es tomarse una cerveza cuando quiere, anécdota de un trayecto conmovedor que en París no quieren que eclipse su carrera musical.
«Debemos ayudarla a profundizar su conocimiento y a protegerla de esa agradable y compasiva reputación que se enfoca más en su historia personal que en la profesión de dirigir una orquesta», advierte Fievet.
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