Un grupo de migrantes venezolanos presos en Curazao realizaron una huelga de hambre como medida de presión para exigir ser recluidos en celdas con condiciones adecuadas, el cese de las violaciones a los derechos humanos y la reubicación de ocho mujeres venezolanas detenidas.
Defensoras de derechos humanos en la isla informaron que hay 16 venezolanos en la cárcel Barak Di Ilegal, la mitad mujeres que han sido presuntamente víctimas de maltrato por parte de funcionarios de Migración.
La huelga de hambre se prolongó por cuatro días e inició en el pabellón de los hombres, donde se encontraban dos presos enfermos, uno de ellos con problemas cardíacos. La activación de la protesta buscaba captar la atención del gobierno del primer ministro Gilmar Pisas.
Los migrantes fueron socorridos por la ONG Human Rights Defense Curacao (HRDC), que denunció las restricciones contra las organizaciones veedoras de los derechos humanos en la isla.
“La privación de la libertad de los extranjeros es el último remedio para las personas que buscan protección”, declaró Ieteke Inchi Witteveen, directora de HRDC.
Deportados con escala en Panamá
Este sábado 21 de mayo se concretó la deportación de seis venezolanos (cinco hombres y una mujer) en vuelo que hizo escala en Panamá.
“No han tratado bien, todo está bien, no podemos tomar fotos y dar más detalles”, indicó uno de los expulsados a Crónicas del Caribe.
Las autoridades de la isla no han informado sobre la cantidad de venezolanos deportados. Uno de los expulsados es Felipe Hidalgo –nombre ficticio- de 38 años de edad, natural de Coro, capital del estado Falcón. Hidalgo fue detenido el pasado 12 de mayo, mientras trabajaba en una obra de construcción en Willemstad.
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