Sin tener un lugar apto para cubrirse de la lluvia o del inclemente sol se encuentran los familiares de pacientes recluidos en el Hospital «Antonio María Pineda», a quienes les toca pernoctar en las adyacencias del centro asistencial reposando sobre cartones, colchonetas, sillas e incluso hay algunos que duermen en las aceras.
Esta situación afecta de igual forma a familiares barquisimetanos y foráneos que vienen desde otros municipios o estados, a quienes les toca quedarse porque su paciente es ingresado y en cuyo período que puede tardar varios días, no cuentan con un lugar donde cumplir con sus necesidades básicas, como asearse, ir al baño, comer y dormir durante la noche, y a cuyo drama se suman gastos en medicinas e insumos que pueden llegar hasta los $50 diarios.
Elena Piñango, quien es oriunda del estado Miranda, contó que tiene una semana pernoctando y cuyos días han sido terribles, debido a que es primera vez que visita a Barquisimeto y no tenía ningún conocido que la pudiese ayudar para movilizarse en buscar medicinas o exámenes.
«Ha sido muy difícil llegar a Barquisimeto con mi paciente que necesita una operación, me vine porque era el único lugar donde me lo podían atender, no conozco a nadie aquí, los que me han ayudado son las mismas personas que están igual que yo esperando, son los que si les queda me dan comida o agua», dijo Piñango, quien aseguró que para asearse ha tenido que recurrir a los baños del hospital y limpiarse como puede.
Como Elena Piñango, también se encontraba Yenny Galíndez, originaria de Píritu, estado Portuguesa, la dama relató que las noches frías se hacen eternas y que los gastos de los insumos médicos que requiere para que su paciente sea atendido cada vez son mayores.
«Son muy altos los gastos, nos vinimos a Barquisimeto porque en Acarigua no me lo iban a atender y realmente no podía dejar morir a mi paciente, me lo traje con una gasolina prestada y tengo que pagarla», comentó Galíndez, señalando que su familiar tuvo un derrame pulmonar, por lo que debía ser atendido de emergencia.
Las personas foráneas agradecen cada vez que una organización realiza alguna actividad de entrega de comida, debido a que a veces es el único alimento que van a consumir en el día, guaros aseguran que prefieren dejar esa ayuda para aquellos que vienen de lejos y no cuentan con apoyo en la ciudad.
«Somos de San José y si para nosotros es difícil que tenemos la casa cerca, cómo será para aquellos que son de lejos y no tienen un apoyo. Si vienen a entregar comida preferimos dejárselas a ellos para que no tengan gastos adicionales, pues aquí con todos los gastos de las medicinas para el paciente es suficiente», resaltó Gladys Ramos, detallando que dentro de sus posibilidades trata de ayudar a las personas que lo necesiten en el hospital con comida y bebida.
Jorge Silva, director de «Reinas entre Reinas», una agencia de modelaje que organiza concursos de belleza, comentó que con frecuencia realiza una acción social en el hospital para ayudar, pues sabe que las personas que pernoctan a las afueras del hospital, en su mayoría no comen por falta de recursos.
«Se hace la labor social en el hospital porque sabemos que hay mucha necesidad, esta es una acción que nos hace sensibilizarnos con aquellos que necesitan», dijo Silva. Pero al hospital no sólo llegan agencias de modelaje, sino también iglesias y fundaciones. Asimismo, apoyan a los papás de niños en el Hospital Pediátrico que pasan una situación similar.
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