Este diciembre se cumplen 20 años de La Tragedia de Vargas, donde perdió la vida de más de 10.000 miles de venezolanos y miles de familias resultaron afectadas.
Algunos sectores se recuperaron y otros siguen en restauración, pero la vida cotidiana trata de mantenerse a flote para superar los malos recuerdos del deslave más cruento que ha vivido Venezuela.
Dos décadas después se puede ver en el cielo los papagayos los niños que no vivieron el desastre pero que conocen las historias de la tragedia del ahora rebautizado estado La Guaira
FotografÍa del 5 de diciembre del 2019 donde se observa a un hombre pescando en la orilla del mar en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa parte de la costa en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observan las siluetas de unas personas en un paseo peatonal en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observan a dos hombres pescando en la orilla del mar en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observan las siluetas de unas estatuas y banderas en un paseo peatonal en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa parte de la costa en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa a un hombre pescando en la orilla del mar en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa la construcción de un estadio de béisbol en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
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Este diciembre se cumplen 20 años de La Tragedia de Vargas, donde perdió la vida de más de 10.000 miles de venezolanos y miles de familias resultaron afectadas.
Algunos sectores se recuperaron y otros siguen en restauración, pero la vida cotidiana trata de mantenerse a flote para superar los malos recuerdos del deslave más cruento que ha vivido Venezuela.
Dos décadas después se puede ver en el cielo los papagayos los niños que no vivieron el desastre pero que conocen las historias de la tragedia del ahora rebautizado estado La Guaira
FotografÍa del 5 de diciembre del 2019 donde se observa a un hombre pescando en la orilla del mar en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa parte de la costa en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observan las siluetas de unas personas en un paseo peatonal en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observan a dos hombres pescando en la orilla del mar en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observan las siluetas de unas estatuas y banderas en un paseo peatonal en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa parte de la costa en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa a un hombre pescando en la orilla del mar en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
Fotografía del 5 de diciembre del 2019 donde se observa la construcción de un estadio de béisbol en La Guaira (Venezuela). Han pasado 20 años y el aire de La Guaira, apenas a una hora de Caracas, parece no haberlo olvidado. Revolotea la brisa y se siente el peso invisible de la peor catástrofe natural de Venezuela que sigue fijada en la memoria de unos habitantes que ven como la reconstrucción de su región quedó a medias. EFE/ Miguel Gutiérrez
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