Ángel Marcano anunció el desarme de la Línea de Reducción III de Aluminios del Caroní (Alcasa) con la finalidad de montar una laminadora y un proceso de colada continua. “Tal como lo planteamos en el Plan Guayana Socialista y como se lo prometimos a nuestro amado comandante Hugo Chávez”, dijo.
Por José Rivas – Correo del Caroní
Esperaban desmontar la línea en 30 días y con esto pagar cinco mil toneladas de aluminio para la compra de insumos. El constituyentista señaló: “la clase obrera unida, la clase obrera de Guayana está dando un ejemplo de cómo se tiene que construir la patria socialista”.
Sin embargo, el desmontaje de dicha línea representa otro golpe fuerte para una empresa que en 1998 tenía 684 celdas operativas y alcanzó una producción de 204.300 toneladas anuales de aluminio primario. Luego de 12 años de políticas erradas Alcasa termina siendo desmantelada por el Estado.
Durante 2009, Hugo Chávez ordenó desincorporar las líneas I y II por la crisis energética, luego de eso, la producción de la estatal del aluminio fue en caída hasta marzo de 2019, cuando el apagón nacional terminó de paralizar las últimas 14 celdas operativas que tenía la compañía.
Inversión perdida
Durante el proceso de declive, la empresa recibió inversiones que superaron los 400 millones de dólares y que hoy no se ven representados en la producción. Solo en las líneas de reducción III y IV, las cuales están siendo desmanteladas, se invirtieron 142 millones de dólares entre 2011 y 2014.
“Están sepultando los 142 millones de dólares que nunca explicaron en qué los invirtieron”, dijo Henry Arias, exsecretario general del sindicato de trabajadores de Alcasa, Sintralcasa.
Expresó que Marcano es el primer interesado en que se destruyan esas celdas, por ser uno de los responsables de una inversión a la que no se le vieron resultados. “¿Dónde están los 142 millones de dólares? ¿Dónde están las inversiones?”, preguntó.
La laminadora que tienen previsto traer a Alcasa, pertenece a la EPS Servicios de Laminación (Serlaca) y cuesta unos 140 millones de dólares, cuando las líneas que se están desarmando tienen un valor de 500 millones dólares, aseguró Arias. “Lo que se está haciendo es un crimen contra el país, contra Guayana”, afirmó.
El dirigente señaló que el nuevo laminador que anunciaron necesitaría 120 mil toneladas de aluminio primario por año, mientras el laminador Hugo Chávez Frías necesita 170 mil toneladas de aluminio por año y el Clecim Cosim -con cuatro años paralizado- requiere 120 mil toneladas. El exsecretario de Sintralcasa se pregunta de dónde vendrá la materia prima necesaria para que estas tres plantas trabajen. “El proyecto que pretenden ellos en Alcasa es un fracaso”, expresó.
“Usted busca un empresario y le entrega esas dos líneas 50-50 para que las arranque, y usted conserva esos puestos de trabajo y tiene la garantía de que va a recibir dinero producto de la producción de esas dos líneas, pero ¿cómo vas a desarmar unas líneas que tienen un valor mayor a ese laminador?”, recriminó.
De acuerdo con Arias el parque industrial, incluyendo a Cabelum, Rualca, Sural y Alucasa, tiene una capacidad de transformación de aluminio de 850 mil toneladas, que podrían ser abastecidas con las líneas de no desmantelarse. Estima que cerca de cinco mil puestos de trabajo podrían perderse.
“No van a hacer nada porque eso es producto de haber sacado a los técnicos, a los profesionales del medio”, dijo. De acuerdo con Arias las dos líneas produciendo a 80% de su capacidad, pueden generar recursos para pagar la convención colectiva de los trabajadores de la estatal.
“¿Por qué los colegios están en el suelo? ¿por qué los hospitales están el suelo y por qué tanta plata que se le metió a Alcasa no apareció?”, cuestionó. La reductora pudiera aportar ingresos valiosos al país, sobre todo, cuando cada tonelada de aluminio se cotiza en 1.900 dólares en mercados internacionales.
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