Los pasajeros que decidan viajar con destino a los municipios del eje fronterizo colombo venezolano utilizando la amplia oferta de servicios que impera en el transporte informal, deben seleccionar bien a los conductores que ofrecen esta modalidad de traslado, diferenciando entre los que pertenecen a cooperativas de taxis o líneas de transporte legalmente establecidas y los que forman parte de los llamados «piratas de la frontera», dado que estos últimos exponen a los viajeros a la inseguridad.
Yadira Quiroz | La Prensa del Táchira
Diariamente circulan denuncias sobre los diversos hechos delictivos de los cuales resultan ser víctimas quienes se desplazan desde la ciudad de San Cristóbal hacia las localidades como San Antonio del Táchira, Ureña, Rubio o viceversa, en igualdad de condiciones para quienes desde la frontera retornan hacia otros municipios, cuyo grado de riesgo tiende a ser alto para las personas de todas las edades, sean niños, jóvenes, adultos o ancianos.
Robos de teléfonos celulares, de dinero o de otras pertenencias personales; atracos a mano armada por parte de delincuentes que actúan en complicidad con el conductor, a la altura de tramos críticos de la carretera; así como detenciones arbitrarias por comisiones de delitos asociados al contrabando o droga, son tan sólo algunos de los riesgos a los que se exponen los pasajeros cada vez que optan por seleccionar un servicio informal de los llamados piratas.
Esta piratería está siendo fomentada por conductores eventuales que trabajan con vehículos particulares, pero que no pertenecen a ninguna agrupación que les respalde o autorice su actividad laboral, quienes han ido invadiendo el campo de trabajo de los transportistas que sí pertenecen a organizaciones legalmente establecidas.
Para pertenecer al sector de los taxistas o transportistas legales, se deben cumplir una serie de normativas ante las instancias competentes que regulan la materia, entre estas contar con los permisos emitidos por el Instituto Nacional de Transporte Terrestre (INTT) y de la Dirección de Vialidad de las alcaldías involucradas, de acuerdo con lo precisado por William Jácamo, miembro de la junta directiva de la Cooperativa de Conductores Fronterizos (Cooconfront), ubicada frente al terminal de pasajeros de San Cristóbal.
Reveló que alrededor de 400 taxistas pertenecientes a diversas líneas organizadas están siendo afectados por la masiva incursión de «la piratería informal del transporte», sin que ello pareciera tener ningún tipo de control por parte de las instancias competentes, cuyas autoridades deberían abocarse a los controles respectivos de verificación de los permisos de ley.
Por su parte, el transportista, Abelino Villamizar, destacó que en las inmediaciones del terminal de La Concordia, la competencia con los piratas se presenta a toda hora del día, ya que ellos intentan confundir a los viajeros al recoger —en forma arbitraria—, a pasajeros casi en los mismos sitios donde se ubican los conductores legales, ofertando tarifas más bajas.
Si no hay listín es un pirata
Para que un pasajero pueda identificar si tomó los servicios de un pirata por equivocación, sólo basta con exigir que le apunten su identificación con nombre, apellido y cédula de identidad en el listín o planilla de relación de viajeros que forma parte de la formalidad de cada línea organizada, la cual tiene sello de ingreso y retiro en el terminal de destino o en la cooperativa a la cual pertenece.
Si por el contrario el conductor no posee dicho listín, se está en presencia de un servicio ilegal de transporte que puede generar problemas a los viajeros.
«La colectividad debe prestar atención a los casos delictivos que se vienen suscitando con los piratas, para evitar ser posibles víctimas», comentó Villamizar.
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